hola
Canción: “Back to you”, B2st / “Go”, Aziatix.
¿Sabéis cómo se siente un peluche? ¿Uno de esos blanditos, suaves y de cara linda que te inspiran ternura y ganas de achucharlos fuerte, fuerte, fuerte hasta casi saltarles los ojos, sabiendo que no les duele? Pues yo sí. Desde hace tiempo me siento como si fuera un peluche.
No sé cómo fue, de verdad quetodavía no alcanzo a comprenderlo del todo, pero bueno…
¡Una cosa, no me he presentado! Mi madre a estas alturas estaría diciendo: “¡Qué maleducada, qué maleducada!”. En fin, ahora sí que me presento. Me llamo Lee Danji, tengo 20 años y soy de Chungju, un pueblo al sureste de Seúl.
Veréis, mi pueblo no es que sea demasiado grande, así que para estudiar es necesario salir de allí. Estudioveterinaria y cuando decidí hacerlo tuve que dar el enorme paso de vivir sola. Mis padres tenían dinero ahorrado con el que me ayudaron y además yo ya había estado trabajando duro para poder afrontar los gastos que tenía por seguro tendría que afrontar en no mucho tiempo. Con mucho esfuerzo conseguí juntar dinero suficiente para pagar los estudios y un pequeño piso en la capital, que no es nada barato, porcierto.
A pesar de eso, yo estaba muy feliz porque por fin podría estudiar lo que siempre había querido. Me apasionan los animales desde que era niña, ya que vivía rodeada de ellos. Mi pueblo está lleno de vegetación, hay muchas montañas y un lago enorme donde solía ir a pescar con mi padre en verano. En casa había gallinas y algunos conejos. Siempre me han gustado los conejos, ¡Tanto, que unavez cuando tenía siete años metí una cría pequeñita en la mochila y me la llevé al colegio! Claro está que me castigaron por llevar animales a clase, pero mientras estuviera con mi conejito a mí no me importaba.
Todos los días andaba media hora al colegio, daba clases y volvía a casa a ayudar a mamá con las cosas de la casa y a estudiar. La verdad es que vivía muy bien en el pueblo. Pero comoya he dicho antes, al ser un sitio pequeñito tienes que volar para poder estudiar lo que te gusta. Así que hace dos años volé, y fui a aterrizar en esa enorme ciudad llamada Seúl.
La primera vez que llegué me quedé alucinada –a veces todavía me sorprendo- con las cosas que vi. Llevaba dieciocho años acostumbrada a la paz y tranquilidad del pueblo, que sólo se revolucionaba en octubre por lacompetición de artes marciales y poco más. Bajé del tren tras casi 3 horas de viaje y entré en la estación repleta de gente que iba de un lado a otro corriendo casi y me quedé clavada en el sitio, no sabía hacia dónde moverme. Tropezando conseguí apartarme y sentarme en un banco al lado de una señora mayor que agarraba gentilmente la mano de una niña.
Puse la maleta a un lado resoplando yacalorada me apoyé el bolso en el regazo, abriéndolo y sacando una libreta en la que había apuntado la dirección del piso que había alquilado. “Vale, ahora necesito un taxi”, pensé. La señora tuvo que notar que estaba nerviosa porque posó suavemente su mano sobre las mías, que temblaban, y me prestó amablemente su ayuda.
Gracias a las indicaciones que me dio conseguí salir de aquel gran sitio sincausar ningún destrozo y me adentré en las calles de la capital. Casi me caigo de la impresión. Era todo tan… grande. Como si cualquier cosa tuviera el triple de su tamaño normal, como si nunca fueran suficientemente grandes. Demasiada gente para mi gusto, demasiado ruido, demasiadas emociones juntas en muy poco tiempo. Me mareaba.
A pesar de ello la alegría y la excitación también bullían en miinterior. ¡¡Estaba en Seúl!! Estaba cumpliendo mi sueño, iba a poder estudiar y podría graduarme y trabajar con animales y tener una clínica y ganar mucho dinero y ser famosa y casarme con algún idol buenorro… Bueno, dentro de unos años. Quién sabe. Puede. Quizás. Mis ganas.
En fin, que me sentía muy feliz de estar allí. También sabía que para conseguir mis metas tendría que trabajar muy duro,...
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