hola



En mis años más jóvenes y más vulnerables mi padre me dio un poco de consejo que he estado volcando en mi mente desde entonces.

"Siempre que tenga ganas de criticar a cualquiera," me dijo,"sólo recuerde que toda la gente en este mundo no ha tenido las ventajas que ha tenido."

No dijo más, pero siempre hemos sido excepcionalmente comunicativos de un modo reservado, y entendí que quisodecir mucho más que esto. En la consecuencia, soy inclinado a reservar todos los juicios, un hábito que ha abierto muchas naturalezas curiosas a mí y también me ha hecho la víctima de mucho veteranoaburre. La mente anormal es rápida para descubrir y unirse a esta calidad cuando aparece en una persona normal, y por tanto ocurrió que en el colegio injustamente me acusé de ser un político, porque eraprivado a las penas secretas de hombres salvajes, desconocidos. La mayor parte de las confianzas se con frecuencia no buscaron he fingido el sueño, la preocupación o una ligereza hostil cuandorealicé por algún signo inequívoco que una revelación íntima temblaba en el horizonte; para las revelaciones íntimas de jóvenes, o al menos los términos en los cuales los expresan, son por lo generalplagiaristic y estropeados por supresiones obvias. Reservar juicios es un asunto de la esperanza infinita. Todavía tengo miedo un poco de la ausencia de algo si olvido que, ya que mi padre esnobmentesugirió, y esnobmente repito, un sentido de las decencias fundamentales se empaqueta desigualmente en el momento del nacimiento.

Y, después de alardear este camino de mi tolerancia, vengo a la admisión quetiene un límite. La conducta se puede fundar en el rock duro o los pantanos mojados, pero después de cierto punto no me preocupo en qué se funda. Cuando volví desde el Este el otoño pasado sentí quequise que el mundo estuviera en el uniforme y en una especie de atención moral para siempre; no quise más excursiones amotinadas con vislumbres privilegiadas en el corazón humano. Sólo Gatsby, el...