Hola
Nicholas Blake
La bestia debe morir
ePUB v1.0
chungalitos12.06.11
Fecha publicación esta edición: 2004 ISBN: 84-96246-92-2Título Original: The beast must die Fecha 1ª edición original: 1938 Traducción: J. R. Wilcock Diario El País, 2004 (© Emecé Editores, 1945)
PRIMERA PARTE
EL DIARIO DE FELIX LANE
20 de junio 1937 Voy a matar a un hombre. No sé cómo se llama, no sé dónde vive, no tengo idea de su aspecto. Pero voy a encontrarle, y le mataré... Amable lector: debe perdonarme este comienzo melodramático. Parece laprimera frase de una de mis novelas policíacas, ¿no es cierto? Sólo que esta historia nunca será publicada, y el amable lector es una cortés convención. No, tal vez no sea una cortés convención. Estoy decidido a cometer lo que la gente llama «un crimen». Todo criminal, cuando carece de cómplices, necesita de un confidente: la soledad, el espantoso aislamiento y la angustia del crimen son demasiadopara un solo hombre. Tarde o temprano confesará todo. O, aunque su voluntad siga firme, le traicionará su súper-yo, ese estricto moralista que llevamos dentro y que juega al gato y al ratón con los furtivos, con los cautelosos o con los atrevidos, induciendo al criminal in lapsus verbi; induciéndole al exceso de confianza, dejando pruebas en contra y representando el papel de agente provocador.Todas las fuerzas de la ley y el orden serían impotentes contra un hombre absolutamente desprovisto de conciencia. Pero en lo más hondo de nosotros existe ese deseo de expiación, una sensación de culpabilidad, el íntimo traidor; somos delatados por lo que tenemos de falso. Si la lengua se niega a confesar, lo harán nuestros actos inconscientes. Por eso el criminal regresa a la escena del crimen. Poreso estoy escribiendo este diario. Usted, imaginario lector, hypocrite lecteur, mon semblable, mon frère, será mi confesor. No le ocultaré nada. Usted será quien me salve de la horca, si alguien puede hacerlo. Resulta bastante fácil afrontar un crimen, aquí sentado, en el bungaló que me prestó James para que me restableciera después de mi colapso nervioso (no, amable lector, no estoy loco; debeabandonar desde ahora esa idea. Nunca he estado más cuerdo; culpable, pero no demente). Es bastante fácil afrontar un crimen mirando por la ventana el Golden Cap que brilla en el sol de la tarde, las olas metálicas y encrespadas de la bahía, y el brazo curvo del Cobb con sus barquitos, cuarenta metros más abajo. Porque todo esto, para mí, significa Martie. Si no le hubieran matado, estaríamoshaciendo excursiones en el Golden Cap; él estaría chapoteando en el agua con ese brillante traje de baño, del que estaba tan orgulloso; y hoy habría cumplido siete años; yo le había prometido enseñarle a manejar el dinghy cuando tuviera siete años. Martie era mi hijo. Una noche, hace seis meses, estaba cruzando la calle frente a nuestra casa. Había ido al pueblo a comprar caramelos. Para él habrá sidoun resplandor de faros en la curva, la pesadilla de un momento, y luego el impacto, transformándolo todo en una eterna oscuridad. Su cuerpo fue arrojado a la cuneta. Murió en seguida, minutos antes de que yo llegara. El paquete de caramelos estaba desparramado sobre el asfalto; recuerdo que empecé a recogerlos. No me parecía que hubiese otra cosa que hacer, hasta que encontré uno con sangre....
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