hola

Aquella tarde decidí salir a los montes que se encontraban al lado de la casa en la que residía. Hice esto para poder pensar en otras cosas diferentes a los sucesos que me habían ocurrido ese mismo día. Me enteré de que mi hermano que vivía en Inglaterra había fallecido mientras navegaba en su flamante barco. Yo, al no tener dinero para viajar y asistir a su entierro, me quedé todo el díaencerrado en mi habitación pensando que podría hacer. Al llegar a la montaña permanecí en lo alto de un monte divisando el paisaje e intentando reflexionar en lo que había pasado, y allí vi que la noche llegaba lentamente y las sombras de los árboles empezaban a alargarse, así que decidí bajar al pie de la montaña. Ese espacio estaba entre dos montañas así que supuse que sería una buena idea pasar elrato que necesitaba. Después, llegó la hora del cambio de luz, la hora en que los fantasmas que habitaban y deambulaban por aquella zona empiezan a salir de todos los rincones para instalarse entre la piel y los pensamientos. Pero aquel que me perseguía no era un fantasma, era un espíritu maligno; pero yo ya conocía sus artimañas, es más podía leer sus pensamientos y en el aire que respiraba. Sacudíla cabeza y me di cuenta de que no era el mejor momento para permanecer en aquel lugar pensando, debía huir de allí lo antes posible. Estaba muy nerviosa, con pensamientos que no abandonaban mi cabeza sobre que podía pasar sino dejaba ese lugar rápidamente ya que sabía lo que aquel espíritu quería hacer. Me monté de un salto en mi caballo e hincando las espuelas en los flancos del caballo, meapresuré a llegar cuanto antes. A través del bosque, podía oír los ruidos habituales del bosque, como el aleteo de las aves para llegar a sus nidos, el rozar del viento con las hojas, el suave caminar de algún animal... Pero de repente un ruido peculiar llamó mi atención. Aquel golpe seco y frío, como si algo cayese, no venía de ninguna parte y no estaba relacionado con la naturaleza y sus sonidostípicos. Asustado, subí por la inclinada ladera que llevaba a la cima de la montaña que se encontraba en frente de la que había estado anteriormente. A mi paso, encontré en el suelo un objeto que llamaba la atención. Aquel objeto brillaba con gran intensidad. Era una pequeña esfera de cristal tirada entre la alfombra de hojas, a la sombra de un pequeño árbol. Con una mezcla de curiosidad y temor, mebajé del caballo y la tomé entre mis manos. Justo después de cogerla, noté una especie de calor que recorría mi cuerpo, llenando mi espíritu de nuevas sensaciones. Supe que era la ayuda que estaba esperando. Sin perder tiempo guardé aquella esfera en mis alforjas, con una hoja por encima suya por si brillaba en cualquier momento, y me monté de nuevo en el caballo para salir de aquel bosqueenmarañado que estaba cubierto de oscuridad. Debía buscar un refugio para pasar la noche. Cuando llevaba una media hora cabalgando, ya fuera del bosque, encontré una especie de abadía solitaria en medio de esa tenebrosa calle. Como ya estaba cansada y no me apetecía buscar más lugares en los que pasar la noche, decidí pedir permiso para permanecer la noche allí. Cuando llegué a estar delante de la puerta,me bajé del caballo mirando siempre alrededor mía a causa del miedo que recorría mi cuerpo, y llamé. Me recibió un monje que, por su elegante vestimenta, debía ser uno de los más importantes de la abadía. Estuvimos hablando y aceptó fácilmente el hecho de pasar allí la noche así que entré con él. La abadía tenía buen aspecto interior, pero no el sitio al que me condujo. Se encontraba en el sótanoy las condiciones que presentaba la habitación eran muy malas. Empecé a sentir las malignas vibraciones por mi cuerpo como me había pasado en la montaña. Aquel espíritu estaba presente otra vez. Lo notaba en el aire pero esta vez parecía no estar tan cerca como la vez anterior. Después de esto, estuve pensando en lo ocurrido esta mañana y al cabo de un tiempo decidí empezar a dormir. Había...