hola

SACA AL DE LA QL-52. SE LO VAN A LLEVAR

Era muy tranquilo, no causaba problemas a nadie. No era un muerto deseperado ni inquieto como otros que traen a menudo, podría decirse que se trataba de un muerto sin pena, de esos que realmente, cuando les llega la hora, descansan en paz. Llegó como desconocido, sin nombre; aunque parecía no hacerle falta. Era un cadáver normal, completo, no muygolpeado, que tenía una característica especial: no se descomponía.
Había llegado tres años antes cuando un ataque al corazón lo dejó dormido para siempre en el interior de un camión que iba para Constituyentes. Se le asignó la gaveta QL-52 en espera de que alguien viniera a reconocerlo, pero nadie lo reclamó. Cuando nos dieron la orden de llevarlo a la fosa común, notamos que no desprendía ningúnolor ni estaba tan rígido como un muerto normal. Avisamos al doctor García y decidió retenerlo para estudiar la razón de su estado, porque siempre parecía ser un muerto fresco. Mientras tanto, Altagracia, la otra persona que se encarga de la limpieza, una mujer sesentona que se mete donde no la llaman y que es una chismosa, se enteró de lo que pasaba e interpretó esto como un milagro. Antes de quenos diéramos cuenta, ya había llenado de imágenes y crucifijos la pared frente a las gavetas. Cada mañana rezaban tres padrenuestros frente al cuerpo y prendía una veladora. Algunas ocasiones, a escondidas, traían algún visitante a ver al “eterno”, como ella lo llamaba. Las más de las veces, la visita terminaba rápidamente debido al miedo que este lugar le daba a sus amistades, en ocasiones nisiquiera entraban, sentían alacranes en el ombligo y huían












Buscando un baño para vomitar. De todas maneras, Altagracia estaba feliz con su santo particular.
Un día llegaron unos tipos pidiendo un cadáver sin pasado, agarraron al QL-52 y lo bautizaron: Efrén Borbolla. Cuando se lo llevaron, Altagracia lloró como si el muerto fuera de ella. Por la prensa nos enteramos que esanoche apareció muerto nueva mente en la casa de un líder sindical al que acusaron de asesinato. Tres días después de las averiguaciones, el QL-52 regresó a su cajón con una cortada en el estómago que le hicieron para la autopsia. Venía nuevamente muy tranquilo.
Lo empezamos a ver con cariño. Estaba tan seguro de si mismo que, aun muerto, inspiraba confianza. Como no olía, empecé a dejarlo afuerade su gaveta en las noches, para que me hiciera compañía mientras trapeaba; inclusive platicaba con él para ser más llevadero del turno, usted sabe, de cualquier cosa, pero charlábamos. Nos fuimos haciendo amigos.
Una mañana nuevamente nos pidieron un cuerpo, ahora para una manifestación, y vistieron al QL-52 de policía. Volvió a salir en los periódicos y, a partir de ese momento, se fuehaciendo famoso y sus salidas más frecuentes.
A veces era campesino, otras estudiante alguna vez mató a un empresario para suicidarse, después lo tiraron de un barranco, lo metieron en camas ajenas, lo drogaron, le obligaron a ser muchas cosas que tal vez en mi vida hubiera hecho. Se llamo Gaspar, Tarsicio, Nicolás, y hasta lo hizo de gringo, porque nos lo devolvieron con el pelo teñido y un tatuaje enel hombro. Iba y venía unas veces era bueno, otras era malo y otras era una víctima accidental: hacía cualquier tipo de trabajo.
La de las quejas era Atagracia, quien se consideraba su defensora. Vieja argüendera, intentó sacarlo de ese camino de corrupción por el que sus amigos ocasionales lo llevaban para enterrarlo como Dios manda; pero nadie le hizo caso. Habló con los médicosresponsables, quienes la miraban con lástima, pero lo único que obtuvo fue un “lo vamos a considerar”.









Como a los muertos les siguen creciendo las uñas y el pelo, nos convertimos en su peluquero. Antes de enviarlo a trabajar, lo lavábamos, lo arreglábamos de acuerdo con el evento y lo vestíamos con la ropa que esos señores nos traían. Yo vigilaba a Atagracia porque me daba la impresión...