Hola

Capitulo X
Esta si que es una sorpresa, exclamo el padre O’Donovan cuando vio aparecer a Rigoberto en la sacristía donde ser acaba de quitar la casulla con que celebro la misa de las ocho. ¿Tu aquíorejitas? Despues de tanto tiempo no me lo creo.
Era un hombre alto, grueso, jovial, con unos ojitos amables que chispeaban detrás de los anteojos, se abrazaron con la vieja cordialidad, no sehabían visto hace varios meses, talvez un año. En el colegio la Recoleta estuvieron toda la primaria y secundaria, habían sido muy amigos, luego al entrar ambos a la Universidad Catolica a estudiar Derechosiguieron viéndose mucho,hasta que Donovan le dio un buen dia la noticia de su vida.
-No me digas que tu aparición por aca se debe a que te has convertido y vienes a que te confiese, Orejas.Burlandose lo llevo hacia un pequeño despacho que tenía en la parroquia,
-He venido a verte por que necesito tu ayuda asi de simple, dijo Rigoberto, Pepin era el único que aun lo llamaba a si “Orejas”-Cuando aquella mañana en la cafetería de la Universidad, al comenzar el segundo año de derecho , Pepin le dijo a Rigoberto que esa noche se iria a Chile a comenzar sus noviciato, Rigoberto creyó que suamigo le gastaba una broma, Luego Rigoberto supo que Pepin había tenido demasiado problemas con sus padres, Porque su familia trato por todos los medios de disuadirlo de entrar al seminario.
- Si,hombre, dijo el padre O’Donovan. Si puedo echarte una mano, encantado, Rigoberto, No faltaba mas.
Pepin no había sido de esos chicos bea-titos que comulgan en todas las misas, Era el chico más normaldel mundo deportista, fiestero, palomilla y hasta había tenido un tiempo una enamorada, Julieta Mayer, una pecosita voleibolista que estudiaba en el Santa Ursula, no era precisamente el que iba a losretiros en Chosica, era una persona sencilla y simpática el y Rigoberto seguían siendo los mejores amigo.
Rigoberto le comenzó a contar el problema y le dice No se trata de mi, sin de Fonchito,...