FECHA JULIO 2010PROFESOR RICARDO MALPICA COLOMBIA EL PROYECTO NACIONAL Y LA FRANJA AMARILLAPor William Ospina William Ospina (Padua, Tolima, 1954), poeta, ensayista y traductor. Premio Nacional de Poesa Colcultura, 1992. Ha publicado entre otros libros Esos extraos prfugos de Occidente (Norma, 1994), Un lgebra embrujada (Norma, 1995) y Con quin habla Virginia caminando haciael agua (Norma, 1995). Hace poco tiempo una querida amiga norteamericana me confes su asombro por la situacin de Colombia. No entiendo -me deca-, con el pas que ustedes tienen, con el talento de sus gentes, por qu se ve Colombia tan acorralada por la crisis social por qu vive una situacin de violencia creciente tan dramtica, por qu hay all tanta injusticia, tanta inequidad, tanta impunidad. Cules la causa de todo eso. Por un momento me dispuse a intentar una respuesta, pero fueron tantas las cosas que se agolparon en m que ni siquiera supe cmo empezar. Sent que aunque hablara sin interrupcin la noche entera, no lograra transmitirle del todo las explicaciones que continuamente me doy a m mismo, tratando de entender el complejo pas al que pertenezco. Por otra parte, entend que muchas demis explicaciones no le habran gustado a mi amiga, o la habran puesto en conflicto con su propia versin de la realidad. Es frecuente para nosotros or de labios generosos la deploracin de esas desdichas y el asombro ante nuestra incapacidad para resolverlas. El primer asunto es, pues, preguntarse si de verdad la sociedad colombiana vive una situacin excepcionalmente trgica, si es tan distinta estarealidad de la del resto de los pases, o al menos de los pases del llamado tercer mundo. Mi respuesta es que s. Colombia es hoy el pas con mayor ndice de criminalidad en el planeta, y la inseguridad va convirtiendo sus calles en tierra de nadie. Tiene a la mitad de su poblacin en condiciones de extrema pobreza, y presenta al mismo tiempo en su clase dirigente unos niveles de opulencia difciles deexagerar. Muestra uno de los cuadros de ineficiencia estatal ms inquietantes del continente, al lado de buenos ndices de crecimiento econmico. Muestra fuertes niveles impositivos y altsimos niveles de corrupcin en la administracin. Muestra unas condiciones asombrosas de impunidad y de parlisis de la justicia y al mismo tiempo una elevada inversin en seguridad, as como altsimos costos para laciudadana en el mantenimiento del aparato militar. Muestra las ms deplorables condiciones de desamparo para casi todos los ciudadanos, y sin embargo es un pas donde no se escuchan quejas, donde prcticamente no existen la protesta y la movilizacin ciudadana una suerte de dilatado desastre en cine mudo. Esto ltimo es pasmoso. La visible pasividad de la sociedad colombiana alarma a los visitantes. En lasrecientes huelgas que conmocionaron a Francia pudo verse cmo una sociedad que vive relativamente bien en trminos econmicos y protegida por un Estado responsable, sabe reaccionar en bloque ante todo lo que la lesione, no se deja pisotear en sus derechos y se resiste a que se menoscaben los privilegios que ha conquistado. Ver a los franceses marchando por las calles, armando barricadas ante ungobierno cuya legitimidad no desconocen, y haciendo temblar a las instituciones, nos confirma que Francia es el pas de la Revolucin, que ese pas es respetable porque tiene orgullo y porque tiene dignidad, porque sabe de lo que es capaz cuando sus gobernantes olvidan que son pagados por el pueblo y que son apenas los representantes de su voluntad. Ante ese ejemplo se hace ms incomprensible que unasociedad como la colombiana (donde ni siquiera los sectores fabulosamente ricos pueden sentirse satisfechos, pues el Estado que sostienen ya ni siquiera les garantiza la vida, donde nadie est protegido, donde el Estado no cumple sus ms elementales deberes y donde todos los das ocurren cosas indignantes) sea tan incapaz de expresarse, de exigir, de imponer cambios, de colaborar siquiera con su presin o...
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