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Pero ninguno de los cambios descritos anteriormente para ambos sexos traduce disfunción sexual. Las disfunciones sexuales que se observan en la senectud se deben más a causaspsicológicas y a prejuicios sociales que a una causa orgánica.9,10 Son el resultado de conflictos neuróticos, en los que la edad lesiona la autoestima, por lo que la sexualidad en la tercera edaddepende menos de lo orgánico que de lo social. Mucho antes de arribar a la tercera edad, el individuo debe comenzar a recibir información sobre los cambios que van a ocurrir en su vida sexual con eldecursar de los años. La escasa información, que todavía se advierte, al respecto, constituye, sin dudas, un factor principal implicado en la génesis de gran parte de los trastornos del funcionamientosexual que se observan en este grupo poblacional.
A los cambios derivados del fenómeno del envejecimiento se le suman las enfermedades orgánicas crónicas que padecen los ancianos, que pueden originaralgún grado de discapacidad, así como el consumo de fármacos, o peor aún, la polifarmacia tan frecuente en la tercera edad, que modifica el comportamiento sexual del senescente, bien por alteración delsistema hormonal, o por las secuelas de naturaleza, biológica, psicológica o social de las patologías crónicas.
En nuestra práctica profesional hemos constatado que los trastornos del funcionamientosexual que sufren nuestros senescentes responden, frecuentemente, a procesos oclusivos vasculares asociados a la alta incidencia de hábitos tóxicos como el tabaquismo; a las lesiones de los nerviosperiféricos ocasionadas por enfermedades crónicas como la diabetes mellitus y el alcoholismo; y a la existencia de factores psicógenos, como los episodios depresivos y asteno-depresivos, tambiéncaracterísticos de los diabéticos y toxicómanos, los cuales son, habitualmente, tratados con fármacos antidepresivos que contribuyen a la pérdida de la erección y al retardo o inhibición de la eyaculación...
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