Para aclarar esta doble articulación podemos determinar que La Otra Penélope es una novela circular. En efecto, la trama central comienza y termina con la suplica del cuerpo debilitado de AlbaBesonia, narrada con lucidez profunda por Féliz Marcel, quien asume la responsabilidad de proyectar una visión fatalmente central sobre un mundo cerrado por la desesperanza y la muerte (la poblacionque cobijó el hecho de abril 65). Alba Besonia se suicida; desdibuja así una vida de mediocres amoríos con Feliz Marcel, burla de manera trágica la pobre relación sadomasoquista que la somete alsiniestro Doctor Latorre, emblema personalizado del autoritarismo dominicano. No es ilícito leer también en el suicidio de Alba Besonia el símbolo de un naufragio generacional, de una juventud que nosupo o no pudo encontrar una luz que la enrumbara fuera del sinsentido y la violencia. Nos confiesa el narrador “Todo parecía encajar en la desgracia. Álvaro, el doctor Latorre y ella, bailaban enmi mente una danza macabra”(p. 91).
En ese círculo fatal, y por un ineluctable efecto de ósmosis social, Álvaro Pascual el combatiente, pensaba su derrota en el bar Roxy, entre tragos y laamarga “recitacion de cafetín” (36) con la cual se da presunción de ridícula accion. Al igual que Alba Besonia, la muerte, insidiosa, lo espera en los callejones de la ciudad colonial; cae bajo lasbalas del sicariato postrevolucionario que prolonga la guerra a su manera. Su muerte física fue precedida de una lenta muerte espiritual, pues sus palabras, torpemente adaptada aún en la gesta deabril, así como la reivindicación de una dudosa culpabilidad, mal se avenían con una realidad social de cervezas y encuentros peligrosos en un mortecino bar del Conde.
Feliz Marcel, el narrador,es el actor principal de la intriga; amante fallido de Alba Besonia, escucha los sermones de Álvaro Pascual, sus sobresaltos épicos adulterados por la mentira y los tragos; pero sobre todo Feliz...
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