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REPORTAJE: El cuidado de los mayores en España 1
La revolución de los afectos
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Casi toda una generación de mujeres subordinó su realización personal y profesional al cuidado de los padres ancianos. La convivencia es frecuentemente conflictiva_________________________________________________________________________________
Los progresivos cambios sociológicos y culturales registrados en la sociedad española modificaron el formato familiar y afectaron la relación de las personas de más de 65 años con sus hijos cuidadores. El déficit de cariño en numerosos hogares causa depresiones y conflictivas convivencias entre ancianos discapacitados y sus parientes, sujetos a unafuerte presión.
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JUAN JESÚS AZNÀREZ. EL PAÍS - España – 14 -11-2005
El modelo familiar español en su relación con los mayores, más de siete millones, uno de cada cuatro viviendo solo, sufrió un vuelco conforme España evoluciona hacia el formato de la Europa más desarrollada: familias más pequeñas, másinestables, con divorcios y formación de nuevas parejas, tardías emancipaciones, movilidad geográfica, y más mujeres trabajadoras: el 45% del total. No tienen demasiado tiempo, ni les sobra afectividad, para ocuparse a fondo de padres mayores que demandan mucha atención y que al no recibirla como la quisieran manifiestan contrariedad, y también un angustioso temor a la soledad, a las enfermedades y a laindefensión. Cientos de miles de hijas, y una minoría de hijos porque no hay equidad en la distribución de la carga, afrontan la responsabilidad de un cuidado a veces tan intenso que causa en las cuidadoras estados depresivos, y también animosidad hacia el padre o madre a su cargo. "Yo, antes de que mi hija tenga que pasar lo que estoy pasando yo, me quito de en medio", confesó una mujer en un sondeode IOE/IMSERSO. Los cambios sociológicos y la inversión de los valores de la transición en curso desencadenan choques emocionales y operativos interfamiliares ya cuantificables: un 60% de los ancianos consume fármacos contra la depresión, la enfermedad del siglo XXI, según datos manejados por la Clínica Universitaria de Navarra. Los procesos degenerativos asociados al envejecimiento influyen enla patología, pero más la confusión y las frustraciones personales derivadas del nuevo perfil de las relaciones.
No deja de ser revelador que algunas residencias incluyan perritos para que interactúen afectivamente con los ancianos, o que voluntarios consultados para este trabajo comprueben que personas mayores a las que visitan semanalmente cierran apresuradamente la puerta tras recibirles paraque los vecinos no vean que un extraño, no sus hijos, les escucha y proporciona cariño. "Hay mayores que echan pestes de sus hijos, otros que los entienden y otros que no tienen a nadie y están absolutamente solos", dice Beltrán Uriarte, voluntario de la ONG Solidarios, que atiende a 700 ancianos. "Te llaman llorando. A veces se trata de descolgar el teléfono y escucharles". En torno al 60% declaraen las encuestas sentirse bastante satisfecho con su vida, pero no es oro todo lo que reluce: poco más del 40% admite sentirse siempre feliz o contento, según encuestas del Observatorio de Personas Mayores.
El ajetreo de los nuevos tiempos y también una suerte de desamor, cuyo exponente más claro sería la íntima convicción de muchos hijos maduros de que en el fondo están poco dispuestos asacrificar algo sustancial de su ocio y de su trabajo, de su vida, para atender a sus padres ancianos, afecta a una buena parte de dos generaciones. "La consecuencia inmediata es la insatisfacción que nos produce a muchos hacer las cosas por obligación no porque les queremos muchísimo", reconoce José Antonio Rodríguez, de 56 años, abogado, observador del fenómeno. "Hemos cuidado de nuestros hijos a...
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