Hola
parte de la representación. En efecto, después de desarrollar aquel refinado programa
de doma, y una vez que el domador se hubo inclinado triunfante con dulce sonrisa sobre
el grupo delcordero y el lobo, se tornaron los papeles. El domador, parecido a Harry,
puso de pronto su látigo con una reverencia a los pies del lobo y empezó a temblar, a
encogerse y a adquirir un aspectomiserable, igual que antes la bestia. Pero el lobo se
relamía riendo, el espasmo y la hipocresía se esfumaron, su mirada brillaba, todo su
cuerpo adquirió vigor y floreció en su recuperada fiereza.
Yahora era el lobo el que mandaba, y el hombre tenía que obedecer. A una orden
cayó el hombre de rodillas; hacia el lobo, dejaba caer la lengua colgando; con los
dientes empastados se arrancabalos vestidos del cuerpo. Iba marchando con dos o con
cuatro pies, según lo ordenaba el domador; imitaba al hombre, se hacía el muerto,
dejaba al lobo que cabalgara encima de él, iba detrásllevándole el látigo. Servil,
inteligente, acomodaba su fantasía a toda humillación y a toda perversidad. Una bella
muchacha vino a la escena, se acercó al hombre domesticado, acarició su barbilla, puso su cara junto a la de él, pero éste continuaba a cuatro patas, seguía siendo bestia,
movió la cabeza y empezó a enseñarle los dientes a la hermosa muchacha, al final tan
amenazador y lobuno, queella huyó. Le trajeron chocolate, que despectivamente
olisqueó y tiró a un lado. Y, por último, volvieron a sacar al cordero blanco y al conejo
gordo y con manchas albas, y el dócil hombre dio de sítodo lo que sabía y representó el
papel de lobo que era un encanto. Con los dedos y con los dientes agarró a los
animalitos que no cesaban de chillar, les sacó tiras de pellejo y de carne,...
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