holi

• THE MOON •

Prólogo

¿Suele ver esas cosas?
Enserio, señorita debe de estar confundida
Los seres sobrenaturales; o esos “duendecillos” 
como le suele llamar, son cosas de niños. Le aprecio, lo debería saber,
pero deberá madurar. Si sigue así, jamás encontrará un digno hombre.
¿Qué noble querrá acercarse ha una “supuesta psíquica” o “loca”?
¡Como prefiera!



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Desperté de mi sueño cubierta en sudor, con el corazón agitado. Aquello no era una pesadilla ¿pero por qué sudaba frío y mis manos temblaban? ¿de quién era esa vos? ¿ese rostro? ¿no era un recuerdo, qué era entonces? Me incorpore y mire hacia fuera, era cerca del medio día, me había quedado dormida, hacia un calor infernal.Me senté sobre el futon y aleje las telas que cobijaban mi cuerpo, respire profundo, escuche a alguien acercándose, pude ver através de las paredes de papel que era un joven alto pidiendo permiso entro, lo observe detenidamente, era sumamente hermoso, un policía de la corte, sin mirarme hizo una reverencia.

- Aprendiz - dijo con gruesa vos, a pesar de ser de mi misma edad - Le esperan - De inmediato salio del lugar, tan silencioso como entro, lo conocía apenas unas horas, me había rescatado cuando estaba siendo apedreada e insultada por gran cantidad de gente del pueblo. Levantándome, me quite la ropa blanca que había usado para dormir, cuando mire mi cuerpo desnudo, observe los rastros de sangre seca y los raspones por todo mi cuerpo, instintivamente pase los dedos por mi labioinferior y un escalofrío de dolor recorrió mi cuerpo, tenía un profundo corte, además, mi cabello estaba enmarañado.

- Antes de ir, intentare asearme - pensé

Después de unos minutos que parecieron eternos, entre a un enorme salón cubierto de finas telas, habría una indescifrable cantidad de velas; en el aire se notaba un aroma a hierbas que no pude identificar. Apresure mi paso, meesperaban, lo que haría allí era sencillo.

- ¿Has aceptado ser aprendiz? – exclamo una calmada voz.
- ¡Sí! – exclame dudosa sin mirarla, con ese miedo a lo desconocido.
- Una sabia decisión – dijo la mujer, poniéndose en pie –

Era simple, mi vida esta supeditada a aquella sentencia, no había que pensarlo mucho, era vivir allí por el resto de mis días o morir de hambre o agonizando bajo las patadasy golpes de la gente que no entendía lo que era. Esa había sido la condición, un no vendría acompañado de una cruel muerte.

Una de las mujeres, que había en el salón y que sería mayor quizás por un par de años me tomo del hombro y me dirigio a los baños compartidos. Aquel día sería largo. 
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¿Cuántohabrá pasado desde aquel día? No estoy segura, pero te cuento, según leí en un libro de un tal Einstein, el tiempo es relativo, sabes, dependiendo de los ojos que lo miren correrá el espacio-tiempo en un movimiento lineal, diferente según el espectador. Además… 

- Eres realmente aburrida ¿lo sabes? – exclamó una voz femenina -
- Un burro hablando de orejas –
- El animal que quieras, me voy…
-Pe… Pero… No he terminado –
- Eso paso hace poco, hasta yo lo recuerdo. Nos vemos -

Se alejo como tantas veces, dejándome con las palabras en la boca, lo hacia con regularidad, suspiré. Miré hacia la gran ventana que tenía el frente y me dirigí hacia ella, abrí las puertas corredizas, me encantaba el paisaje, me senté, como todas las tardes cerca del hermoso jardín interior del Palacio de LaLuna, cubierto de grandes árboles rebosados de flores y una hermosa fuente en su centro con pequeños pececillos de color dorado y coral. Bebía a sorbitos mi té verde, que preparaba cada día, era cálido y sabroso. 

Era sola una adolescente atada en la tradición y los rituales, no entendía al mundo, aquel que me había traído tanto dolor y tan pocas alegrías. Mire mis manos intentando encontrar...