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 Centro Tecnológico Del Mar 07
José Samuel Pimentel González
Marisol Anaya Sánchez

Entrealaridos y ocurrentes ideas de los hombres que estaban artos de sus esposas, dijo
-¡Tenemos que buscar a ese mercader!-

Los hombres desesperados y con todas las ganas de recuperar a sus mujerespartieron, algunos hombres fueron por la poca comida que sus esposas de ‘‘oro’’ les hacían, otros fueron por herramientas que les servirían de armamento para poder encontrar al mercader.
Sin más ni menoslos hombres partieron a donde el destino los llevara ya que en realidad no sabían dónde estaba aquel mercader, no sabían si era uno o si era una secta.

Dejémoslo a su propia imaginación.Aquellos hombres no podían dejar de pensar en sus mujeres tenían tanta ira y odio en sí mismos que casi rompían el llanto, no se lo creía ninguno.

-¿Como pudieron engañarme de esta manera?-

Seguíancaminando y caminando encontrándose en su camino joyas y prendas de mujer ellos pensaban que estaban cerca de encontrarlas.
Tras Horas y horas de buscar se encontraron un rio hermoso y adecuado parapoder bañarse y seguir su camino.
Mientras tanto el hombre estaba acostado en su cama pensando en todos esos hombres que fueron en busca de aquel maleante mercader

Los hombres llegan a una fábricaDonde pensaban que hay estaba el mercader y así es ahí estaba su objetivo.

Sin pensarlo dos veces enfurecidos entraron corriendo derribando la puerta y el mercader sorprendido llamo a sus guardias-¡GUARDIAAAAS!
Los hombres llenos del poder de recuperar a sus mujeres destrozaron a los guardias mientras que el mercader se esconde en sus aposentos.
Empezando a gritar

-¡Sal de donde estéscobarde!-

-¡Queremos que nos devuelvas lo que nos quitaste injustamente!-

El mercader con una risa les dice -¡JAMAS LAS TENDRAN DE VUELTA, SON MIAS!
-¡Oh cállate incrédulo deja de jugar con...