Holocausto, ciencia y psicoanálisis

EL HOLOCAUSTO – UNA LECTURA PSICOANALISTA
José E. Milmaniene – Paidós – 1996

“Solo lo que no cesa de doler permanece en la memoria…”
F. Nietzsche

Introducción
El holocausto fue la tragedia más espantosa padecida por el pueblo judío. El campo de concentración es la demostración del aspecto pulsional más extremo; la dimensión absoluta de la pulsión de muerte.
El autor se propone con estelibro pensar lo impensable para:
1. Poder elaborar y tolerar de algún modo la emergencia de la pulsión de muerte en tanto la concreción de las fantasías más sádicas anonada el pensamiento que, como categoría simbólica, debiera ser por sí mismo garantía de exclusión de tales desbordes mortíferos.
2. Para extraer de la Shoah conclusiones teóricas y prácticas que fortalezcan el predominio desociedades democráticas y para protegerlas de la amenaza de recaídas como el neonazismo que niega la existencia del lager.
Psicopatológicamente, los procedimientos perversos del hitlerismo tendían a crear un orden psicótico del universo, signado por la megalomanía y el delirio paranoico de amos crueles y despiadados.
Teorizar es el único modo de recubrir con algún sentido posible el sin sentido másradical de una catástrofe totalmente impensable antes de su realización. Y produce un efecto de transmisión para advertir y aún prevenir una repetición trágica. Recordar previene la repetición porque lo que no adviene al campo de la palabra, insiste en el inconsciente y genera indeseables retornos.
El autor parte de la singularidad de la Shoah para entender los mecanismos generales de persecuciónde todas las minorías que generó el nazismo.
La Shoah puede leerse como la metáfora delirante, hecha real, de la forclusión del pensamiento judío: los líderes del nazismo odiaban al judaísmo porque les recordaba que todos somos sujetos de la Ley que instaura el Padre Muerto desde siempre y para siempre. Su ética –que aparece en el mito bajo al forma de los 10 mandamientos- perturba en tanto esobstáculo definitivo al goce que pretendían reintroducir los devotos del culto de la muerte.
Al valor pleno de la palabra -que es diálogo y reconocimiento del Otro- pretendieron oponer los gritos de las voces superyoicas que sólo ordenaban gozar. Se quiso reemplazar el texto bíblico por “Mi lucha”. La Biblia, como espacio del Yo y el Tú “buberiano” en oposición al dogma nazi como despliegue de unyo expansivo que intenta forcluir la alteridad y solazarse en la sensualidad del goce del cuerpo pulsional, disfrazando de amor a la Madre y a la propia raza.
Horrorizados frente a sus propias sensaciones de castración, que vivían como un vacío intolerable, los nazis las proyectaron sobre los judíos, nombre éste que elevaron a la categoría de significante endemoniado del Mal. Según Alain Badiou,“en el caso del nazismo, el vacío retornado bajo un nombre privilegiado, el nombre de “judío”.
Ciertamente hubo otros nombres –los gitanos, los negros, los comunistas, los enfermos mentales, los homosexuales- pero el de “judío” fue el nombre de los nombres para designar aquello cuya desaparición creaba, alrededor de la supuesta sustancia alemana, promovida por el simulacro “revoluciónnacional-socialista”, un vacío suficiente para identificar la sustancia.
Lyotard en “Heidegger y los judíos” afirma que “lo más real de los judíos reales es que Europa, por lo menos, no sabe qué hacer con ellos: cristiana, exige su conversión; monárquica, los expulsa; republicana, los integra; nazi, los extermina.”
La emergencia pulsional que significó el nazismo supuso el riesgo cierto de la disoluciónde las estructuras sociales, jurídicas y normativas de la civilización, que garantizaban el control y la canalización del goce y su transformación regulada en el placer, tanto en el campo sexual directo como en el espacio sublimatorio.

La angustia de castración y la arrogancia fálica
A partir de la destitución del registro del narcisismo –ser pleno, completo –el sujeto de la castración...