holooooo
Todos los libros y obras de Juan Ruiz de Alarcón
La culpa busca la pena y el agravio la venganza
2010
Los pechos privilegiados
2010
Quien mal anda en mal acaba
2010
Todo es ventura
2010
El semejante a sí mismo
2010
La crueldad por el honor
2010
El desdichado en fingir
2008
¿Quién engaña más a quién?
2008
El Anticristo
2008
El examen de maridos2006
La cueva de Salamanca
2006
El dueño de las estrellas
2005
El tejedor de Segovia
2005
La amistad castigada
2005
La industria y la suerte
2005
Los empeños de un engaño
2005
Los favores del mundo
2005
Mudarse por mejorarse
2005
Ganar amigos
2005
La prueba de las promesas
2005
La manganilla de Melilla
2004
La verdad sospechosa
2003
Don Domingo de Don blas
1975Las paredes oyen
1969
Comedias de Juan Ruiz de Alarcón y Mendoza
1946
La culpa busca la pena y el agravio la venganza
Pues que tus plantas hermosas
honran, Lucrecia, esta casa,
o gran desdicha te mueve,
o gran ventura me aguarda.
Si esto supiera mi hermano,
para abreviar las jornadas,
alas fueran las espuelas,
y pensamientos las alas.
¡Ojalá, doña Ana mía,
que de esto fuese lacausa
o ya tu ventura sola,
o ya sola mi desgracia!
Disgustos dan ocasión
a mi forzosa demanda,
que son en mí ejecuciones,
y que en sí son amenazas.
Declárate, si no quieres
que me mate en la tardanza,
tu pena y mi confusión.
Escucha, y preven, doña Ana,
perdon a mis sentimientos,
si no piedad a mis ansias;
que para romper la nema
de los secretos del alma,
Da mi peligro disculpa,y tu valor confïanza.
Tres veces la sierra el mayo
ha calzado de esmeraldas,
y tres veces el enero
la ha coronado de plata
después que de mis favores
sediento don Juan de Lara,
bebiendo su llanto mismo,
ha mitigado sus llamas,
hasta que al fin su cuidado
vigilante, su constancia
invencible y su asistencia
ocasión ya de mi infamia,
merecieron mi piedad;
que una breve gota de agua,repitiendo el golpe leve,
la más dura peña labra.
Llegaron a obligaciones
mis favores... de palabras,
digo; que nunca a las obras
se arrojó mi confïanza;
que no admite galanteo
la que tiene sangre hidalga,
sino para dar la mano
a quien su favor alcanza;
y así, como a ser su esposa
mi pensamiento aspiraba,
obligarle quise amante,
no recatarle liviana.
Es verdad que aunque las prendaaque puse en su amor más caras
fueron honestos favores
y lícitas esperanzas,
mis cuidados y los suyos
las hicieron de importancia;
que de hablar a su albedrío
dieron motivo a la fama.
De este venturoso estado
seguro el amor gozaba,
cuando entre sombras obscuras
y entre conjeturas claras,
en su tibieza empecé
a conocer su mudanza;
y viendo que yo no había
dado a su rigor la causa,
puesle obligaba constante
cuando él mudable me agravia,
imaginé que la luz
de otra beldad le cegaba;
que nacen los celos cuando
nacen las desconfïanzas.
Y así con esta sospecha,
pretendiendo averiguarla,
centinelas puse ocultas
a sus ojos y a sus plantas.
Supe que ellas te seguían,
supe que ellos te miraban,
que tus balcones contempla,
que tus puertas idolatra.
¡Ay de mí! No sé si digaque supe también, doña Ana,
que merece tus oídos,
y tus favores alcanza...
No lo digo, no lo creo;
que fuera ofender a entrambas.
A mí, porque si viviera
creyéndolo, fuera infamia,
y a ti por haber tan poco
que aumentó a las lusitanas
corrientes del Tejo el llanto
de verte ausente las aguas.
Que cuando apenas los nombres
de las calles cortesanas
puedes saber, cuanto más
lasnoblezas de sus casas,
te ofendiera si creyese
que tan fácil confïabas,
a crédito de los ojos,
obligaciones del alma.
Mas porque haber yo estimado
su pensamiento es probanza
de sus méritos contigo,
el veneno y la triaca
te doy juntos, pues te enseño,
porque pises recatada,
entre las flores el áspid
de su condición ingrata.
Y así por lo que te toca,
te estará mejor, doña Ana,
escarmentar...
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