Hombre como hobra maestra sintesis
William Caballero Quintero
Lengua Materna
Héctor Gutiérrez
POLITECNICO JAIME IZASA CADAVID
MEDELLÍN
Mayo de 2011
“¡Qué obra maestra es el hombre!
Con esta frase es suficiente para que percibamos lo que el hombre percibía de sí mismo en el renacimiento lo cual era fundamentado por la razón, los talentos, la forma, los movimientos, lasacciones, todo hacía de nosotros la expresión superior de la naturaleza y la más alta forma de existencia.
Es importante tomarlo que pasó después en el siglo XVIII europeo, del que salió
Casi todo lo que somos hoy en occidente.
Este siglo logró cumplir la gran sustitución histórica: el cosmopolitismo, el debate, la crítica y la pasión por la instrucción eran las puntas de lanza de la burguesíacomercial e industrial expansiva el paso de las monarquías a las constituciones, la comparación entre las distintas civilizaciones, la lucha contra la inquisición y el esclavismo, la crítica de la fe y de las iglesias, el nuevo culto de la instrucción contra las inercias de la doctrina, la exaltación de la Naturaleza en gran paradigma del orden, la formulación de la felicidad terrena como granobjetivo de la especie, y la exaltación del progreso como el camino ideal para la consecución de ese objetivo.
La Revolución política era apenas una consecuencia de la tremenda y de la desmesurada Revolución del espíritu que acababan de vivir las naciones. Y los Diez Mandamientos de Moisés, antiquísima declaración de deberes, fue sustituida por la Declaración del Buen Pueblo de Virginia, por lanovísima Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano, el instrumento fundamental en la búsqueda de la República.
Voltaire acuño finalmente el término optimismo para describir a quienes seguían mirando al hombre como la maravilla de los seres.
Las preocupaciones de la humanidad han cambiado dramáticamente en
los últimos tiempos. Bastó un siglo para que Mark Twain pronunciara aquellafrase abrumadora que Borges todavía repetía en las discusiones con los antisemitas:
“Yo no pregunto de dónde es un hombre ni cuál es su religión ni su raza. Me basta con que sea un ser humano. Nadie puede ser nada peor”.
En el caso del caos provisto de urnas electorales y en muchos lugares del mundo, incluidos algunos de nuestros países latinoamericanos la descripción es exacta.
El augeavasallador del espíritu de lucro y el cumplimiento del anuncio de Marx según el cual todo tendería a convertirse en mercancía, nos formula preguntas nuevas y cada vez más urgentes sobre el dinero y sobre un cúmulo de viejas virtudes olvidadas como la solidaridad y la generosidad hay quien argumenta que la especie humana perecerá si no es capaz de recuperar las virtudes de dadivosidad, de lahospitalidad y de la gratuidad.
El hombre ha sido capaz de llevar su tremendo poder científico y tecnológico hasta el diminuto corazón de las semillas, donde está oculto el secreto de su reproducción y vida, ha sido capaz de alterarlas con el fin de potenciar la productividad y de mejorar, desde su perspectiva parcial, las especies, pero en el fondo lo que quiere es hacerse dueño del secreto de lareproducción y la multiplicación de los bienes de la tierra, ponerles un precio, y para poder traficar con ellos amparado en los derechos ilimitados del conocimiento y escudado por la lógica de las patentes.
Ello nos lleva a plantearnos el tema de las limitaciones de la democracia.
Cuando ésta fue concebida, en la Grecia clásica, se pensaba que era compatible con fenómenos como la esclavitud. Enrealidad Grecia no vivió jamás una democracia sino apenas una oligocracia, o una aristocracia. Hoy la mayor parte de las democracias del planeta no son más que el poder de las corporaciones, a veces legales, a menudo ilegales, sobre una humanidad embrujada por el resplandor de los medios.
Por supuesto que el Estado tendría que poner freno a estos excesos, pero la verdadera solución no puede...
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