HOMBRE O MUJER REALIDAD O ELECCI N
O
MUJER:
¿REALIDAD
O
ELECCIÓN?
El
dilema
puesto
como
título
de
mi
reflexión
nos
introduce
inmediatamente
en
medio
de
las
cosas:
¿la
masculinidad
y
la
feminidad
que
biológicamente
instituyen
la
forma
humana,
son
hechos
simplemente
naturales
o
modos
de
ser
propios
de
la
persona
que
se
deciden
exclusivamente
desde
su
libertad?
Trataré
de
responder
a
esta
pregunta
y
será
la
primera
parte
de
mi
reflexión;
en
la
segunda
parte,
más
breve
por
razones
de
tiempo,
trataré
de
demostrar
la
importancia
que la
respuesta
dada
tiene
sobre
la
institución
matrimonial
y
familiar.
1.
CONSTRUCCIÓN
DE
LA
RESPUESTA
Comienzo
con
un
texto
de
la
Encíclica
Veritatis
Splendor:
"los
debates
sobre
naturaleza
y
libertad
siempre
han
acompañado
la
historia
de
la
reflexión
moral… la
época
contemporánea
está
marcada,
si
bien
en
un
sentido
diferente,
por
una
tensión
análoga…
como
si
la
dialéctica
-‐e
incluso
el
conflicto-‐
entre
libertad
y
naturaleza
fuera
una
característica
estructural
de
la
historia
humana"
[46].
Podemos
verificar que
en
muchas
concepciones
actuales
de
la
deformación
sexual
humana,
en
muchas
interpretaciones,
está
afirmada
sin
equivocación
–
mas
claramente
que
en
otros
debates
–
una
visión
estructuralmente
conflictiva
entre
naturaleza
y
libertad,
y
por
tanto,
entre
sexualidad
biológica
y
sexualidad
culturalmente
entendida.
Esta
tendencia,
este
modo
de
considerar
la
masculinidad
y
la
feminidad
ha
seguido
y
sigue
dos
trayectorias
que
a
primera
vista
tienen
direcciones
diferentes,
pero
que
en
profundidad
llevan
al
mismo
punto
de partida
antropológico.
1.1.
Primera
trayectoria:
libertad
versus
naturaleza.
Es
la
conocida
teoría
del
gender.
Las
diferencias
entre
masculinidad
y
feminidad
son
consideradas
como
simples
efectos
culturales.
Es
decir,
la
forma
sexual
que
se
imprime
en
el
ser
y que
se
expresa
en
el
actuar
de
la
persona
viene
delegada
exclusivamente
a
la
libertad,
a
una
libertad
completamente
desvinculada
de
cualquier
referencia
"natural".
El
ser
hombre-‐el
ser
mujer
en
el
sentido
de
la
propia
configuración
personal
es,
y
debe
ser exclusivamente
fruto
de
la
libertad
que,
en
el
proyectar
esta
configuración,
no
tiene
ninguna
referencia
"natural".
La
única
instancia
competente
que
responde
a
esta
pregunta:
"quién
es
el
hombre
–
quién
es
la
mujer",
"qué
sentido
tiene
el
ser
hombre
–
el
ser
mujer", es
la
libertad
de
la
persona.
Para
entender
en
fondo
el
alcance
teórico
y
[en
la
segunda
parte
de
mi
intervención]
práctico
de
estas
afirmaciones,
tenemos
que
señalar
al
menos
un
hecho
cultural
de
gran
alcance:
el
cambio
que
ocurrió
en...
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