Homenaje a los galenos.

EXTRAIDO DE LAS OBRAS COMPLETAS DE HUGO WAST
4000 PALABRAS SIN SOLEMNIDAD EN CUATRO OCASIONES SOLEMNES

“ALGUNA VEZ CAERAS EN SUS MANOS”


Estas palabras sin solemnidad se dijeron en la Facultad de Ciencias Médicas de Bs As, en el homenaje internacional de profesores de todas las naciones americanas rindieron al Decano Dr.Jose Arce, con motivo de la colocación de la piedra fundamental delnuevo grandioso edificio de dicha institución. Corría el año 1937, y el autor hablaba como Presidente de la Comisión Nacional de Cultura.

No os debe extrañar la emoción que, sin duda, revela mi voz y tal vez mi aspecto, porque solo Dios sabe lo que me cuesta hacer discursos y nunca en mi vida he hablado delante de tantos doctores.

“En mi vida me he visto en tal aprieto”, diré repitiendo unverso famoso de Lope de Vega.
Me encuentro desorientado por tan singular honor y alarmado hasta por la generosa atención que me prestáis.
¿Qué voy a deciros? ¿En nombre de quien hablaré desde este solemne estrado en el gran anfiteatro de la Facultad de Medicina y para vosotros los médicos, a quienes la Sagrada Escritura nos manda honrar, porque dice que el Altísimo os creo?
Tengo como verdadinconmovible todas las palabras de la Santa Biblia, y por lo tanto creo que, en efecto, sois obra de Dios, como todas las criaturas, pero obra tan empeñosa y especial que ha convenido, tal vez para evitar discusiones, decirlo expresamente en el libro Eclesiástico , capitulo 38, donde tal verdad se manifiesta así: “Honra al médico. Por la necesidad, porque el Altísimo lo creó.” Y algunosversículos más adelante se agrega otro motivo de honrarlos con éstas palabras:”Porque hay tiempo en que caerás en las manos de ellos” Est enim tempos quando in manus illorum incurras.

Permitidme, pues, ya que no tengo cualidades para hablar delante de vosotros ni en nombre de vuestra ciencia, que no poseo, ni en nombre de la Comisión Nacional de Cultura, de la cual soy un presidente efímero, ni ennombre de la Biblioteca Nacional, que dicen que ocupará este solar cuando vosotros lo dejéis, porque será de mal gusto y mi elogio parecería interesado, permitidme que hable en nombre de un gremio que no suele estar representado en vuestros congresos, a pesar que es la materia prima de vuestras interesantes experimentaciones; permitidme que hable en nombre de vuestros enfermos, que no dejan de sentiralguna inquietud, cuando os ven tan empeñados en seguir estudiando, pues sospechan los pobrecitos, que todavía no lo sabéis todo, y temen morirse antes de que lleguéis a la bolilla e que está su enfermedad.
Aunque, gracias a Dios, mi estado de salud me permite ahora prescindir de los auxilios de la ciencia, por lo cual tampoco parezco digno de representar al simpático gremio de los enfermos, sime continuáis concediendo vuestra benévola atención y yo sigo frecuentando esta casa de altos estudios, acabaré por merecer aquella representación y necesitar de vuestros auxilios y hasta los de la santa religión.
Desearía en este modesto discurso recoger algunas ideas generales, de las que parecen surgir cuando se habla de la salud del hombre, de la vida y de la muerte.
Hay una anécdota de ungran sabio, Claudio Bernard, que me placería citar si por casualidad no la conocierais.
Un discípulo suyo había preparado una enorme tesis, sobre no se que insignificante molusco, y se lo llevó al maestro, y aguardó con ansiedad su juicio.
Claudio Bernard leyó el impresionante volumen, que agotaba absolutamente cuanto se podía decir sobre aquel bichito, y contestó al discípulo:
“Su obra estamuy bien, pero ¿qué quedaría de tanto trabajo si por casualidad ese molusco no existiese?
Es decir, señores, que Claudio Bernard hechaba de menos en aquella obra algo que fuese más allá de ella misma, algo que resumiendo los hechos amontonados, extrajera de ellos una le, o sea una idea general, útil no sólo para conocer el molusco sino para mejorar las condiciones en que vive el hombre: eso...