homilia

Páginas: 6 (1408 palabras) Publicado: 1 de mayo de 2013
Homilía de la Misa de Inauguración del
Papa Francisco
Queridos hermanos y hermanas
Doy gracias al Señor por poder celebrar esta Santa Misa de comienzo del ministerio
petrino en la solemnidad de san José, esposo de la Virgen María y patrono de la Iglesia
universal: es una coincidencia muy rica de significado, y es también el onomástico de
mi venerado Predecesor: le estamos cercanos con laoración, llena de afecto y gratitud.
Saludo con afecto a los hermanos Cardenales y Obispos, a los presbíteros, diáconos,
religiosos y religiosas y a todos los fieles laicos. Agradezco por su presencia a los
representantes de las otras Iglesias y Comunidades eclesiales, así como a los
representantes de la comunidad judía y otras comunidades religiosas. Dirijo un cordial
saludo a los Jefes deEstado y de Gobierno, a las delegaciones oficiales de tantos países
del mundo y al Cuerpo Diplomático.
Hemos escuchado en el Evangelio que «José hizo lo que el ángel del Señor le había
mandado, y recibió a su mujer» (Mt 1,24). En estas palabras se encierra ya la la misión
que Dios confía a José, la de ser custos, custodio. Custodio ¿de quién? De María y
Jesús; pero es una custodia que se alargaluego a la Iglesia, como ha señalado el beato
Juan Pablo II: «Al igual que cuidó amorosamente a María y se dedicó con gozoso
empeño a la educación de Jesucristo, también custodia y protege su cuerpo místico, la
Iglesia, de la que la Virgen Santa es figura y modelo» (Exhort. ap. Redemptoris Custos,
1).
¿Cómo ejerce José esta custodia? Con discreción, con humildad, en silencio, pero con
unapresencia constante y una fidelidad y total, aun cuando no comprende. Desde su
matrimonio con María hasta el episodio de Jesús en el Templo de Jerusalén a los doce
años, acompaña en todo momento con esmero y amor. Está junto a María, su esposa,
tanto en los momentos serenos de la vida como los difíciles, en el viaje a Belén para el
censo y en las horas temblorosas y gozosas del parto; en elmomento dramático de la
huida a Egipto y en la afanosa búsqueda de su hijo en el Templo; y después en la vida
cotidiana en la casa de Nazaret, en el taller donde enseñó el oficio a Jesús.
¿Cómo vive José su vocación como custodio de María, de Jesús, de la Iglesia? Con la
atención constante a Dios, abierto a sus signos, disponible a su proyecto, y no tanto al
propio; y eso es lo que Dios le pidióa David, como hemos escuchado en la primera
Lectura: Dios no quiere una casa construida por el hombre, sino la fidelidad a su
palabra, a su designio; y es Dios mismo quien construye la casa, pero de piedras vivas
marcadas por su Espíritu. Y José es «custodio» porque sabe escuchar a Dios, se deja
guiar por su voluntad, y precisamente por eso es más sensible aún a las personas que se
le hanconfiado, sabe cómo leer con realismo los acontecimientos, está atento a lo que le
rodea, y sabe tomar las decisiones más sensatas.
En él, queridos amigos, vemos cómo se responde a la llamada de Dios, con
disponibilidad, con prontitud; pero vemos también cuál es el centro de la vocación

cristiana: Cristo. Guardemos a Cristo en nuestra vida, para guardar a los demás,
salvaguardar la creación.Pero la vocación de custodiar no sólo nos atañe a nosotros, los cristianos, sino que tiene
una dimensión que antecede y que es simplemente humana, corresponde a todos. Es
custodiar toda la creación, la belleza de la creación, como se nos dice en el libro del
Génesis y como nos muestra san Francisco de Asís: es tener respeto por todas las
criaturas de Dios y por el entorno en el que vivimos.Es custodiar a la gente, el
preocuparse por todos, por cada uno, con amor, especialmente por los niños, los
ancianos, quienes son más frágiles y que a menudo se quedan en la periferia de nuestro
corazón. Es preocuparse uno del otro en la familia: los cónyuges se guardan
recíprocamente y luego, como padres, cuidan de los hijos, y con el tiempo, también los
hijos se convertirán en cuidadores...
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