Homoponopono

Páginas: 64 (15952 palabras) Publicado: 6 de julio de 2011
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Una buena pluma...
Carmelo Urso
entiempopresentegmail.com
A lo largo de los años, algunos lectores me han honrado con palabras de afecto y estímulo; dicen que tengo “buena pluma”… aunque más bien tengo “buen teclado”, pues raravez escribo a mano.
No obstante, hace algunas décadas, yo literalmente escribía a pluma. De niño, estudié en un riguroso colegio italiano de Caracas. Desde segundo grado, se nos impuso una implacable norma: redactar exámenes y trabajos con bolígrafo (incluidos los de matemática); si errábamos, no quedaba más remedio que tachar… ¡y cada tachón restaba puntos a nuestras calificaciones!
Durantecinco años, se templó mi escritura infantil con esa férrea disciplina. Mi caligrafía nunca mejoró: siempre fue horrible; pero mi ortografía y mi sintaxis –tanto en español como en italiano- admitían escasos errores.
Hasta los 16 años no sentí miedo al escribir: redactaba con eficacia los aburridos trabajos e informes de bachillerato. Al año siguiente, ya en la Universidad, enfrenté un miedo inédito:aprender a escribir a máquina…
Parecerá ridículo, pero en algún momento pensé en dejar mis estudios de periodismo… ¡por miedo a las máquinas de escribir! Saqué bajas calificaciones en mis dos primeras prácticas de redacción, pues no sabía lidiar con las viejas y aparatosas Remington de duro teclado que abundaban en la Escuela de Comunicación Social de la Universidad Central de Venezuela (UCV).[pic]
Imagen de la Ciudad Universitaria de Caracas, donde estudié
Compré una Olivetti “portátil” (casi 3 kilos), de teclado mucho más ligero que las Remington “ucevistas”: aquella fiel compañera me salvó de un fracaso universitario que yo, en mi neurosis, presumía inminente. Así, pasé de “buena pluma” a “buen teclado” (pese a mecanografiar con dos escasos pero rápidos dedos).
Un segundo miedotrascendí ese año: pasar del “anonimato” a firmar en prestigiosos diarios nacionales y regionales. Paradójicamente, aquello fue menos intimidante que escribir a máquina: tres años después, había publicado más de cien artículos de opinión en 35 diarios de todo el país sobre los más diversos temas: literatura, política, economía, cultura –sin ser un verdadero experto en ninguna de esas materias; sinembargo, mi ego afrontó una amarga desilusión: descubrí que nadie recuerda a los anónimos periodistas que firman notas en los diarios. La gente, si acaso, retiene en su memoria unos pocos titulares… y ni siquiera eso: en el tumulto de noticias nuevas, las viejas son rápidamente relegadas; con razón, el cantante puertorriqueño Héctor Lavoe definía los amores prescindibles y fugaces como “periódicosde ayer”.

Héctor Lavoe y su famoso Periódico de ayer

Después de eso, en plena época de las computadoras personales, a mi “buena pluma” le tomó casi veinte años superar un tercer y definitivo escollo: el pánico a escribir con Amor y sinceridad.
Dos décadas pasé redactando los textos más inverosímiles, desde artículos bajo seudónimo que apoyaban el derecho a fumar (hábito que no tengo) hastadiscursos para ministros cuya ideología política no compartía. Era extraño: redactaba con soltura y festivo cinismo aquellos textos mercenarios, en los que mi Alma, mis sentimientos y convicciones no estaban involucrados.
En cambio, cuando intentaba escribir un poema, cuento o ensayo desde mi intimidad, desde mi corazón… la hoja, simplemente, quedaba en blanco…
Como no tenía intimidad conmigomismo, como no era Amor capaz de reflejar y verter Amor, comunicaba lo único podía comunicar: incomunicación.
Recién a la edad de 38, maduró en mí la plena capacidad de comunicar –vale decir, la capacidad de experimentar Amor a través de mi don: la escritura.
Afable lector o lectora: nunca es tarde para vivenciar tu don desde el Amor que consuela, alegra, fortalece, entusiasma, revitaliza y...
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