Honoré Balzac la obra maestra desconocida
2 Currus venustus: carruaje elegante; pulcher homo: hombre bello.
sobre la forma exterior; enfin, esa flor de vida que Tiziano y Rafael supieron sorprender. Partiendo del punto extremo al que han llegado, tal vez se podría hacer una excelente pintura, pero se cansan demasiado pronto. El vulgo admira pero el verdadero entendido sonríe. ¡Oh Mabuse, oh maestro mío! -añadió el singular personaje-; ¡eres un ladrón, te llevaste contigo la vida! Excepto por esto -continuó-, esta tela es mejor quelas pinturas de ese bellaco de Rubens con sus montañas de carnes flamencas, espolvoreadas de bermellón, sus ondulaciones de cabelleras rubias y su alboroto de colores. Ustedes, al menos, tienen color, sentimiento y dibujo, las tres partes esenciales del Arte.
-¡Pero si esta santa es sublime, señor mío! -exclamó en voz alta el joven, saliendo de un arrobamiento profundo-. Estas dos figuras, lade la santa y la del barquero, tienen una agudeza de intención ignorada por los pintones italianos; no conozco ni uno que hubiera ideado la indecisión del barquero.
-¿Este pequeño bribón viene con usted? -preguntó Porbus al anciano.
-¡Ay, maestro!, perdone mi osadía -respondió el neófito, sonrojándose-. Soy un desconocido, un pintamonas instintivo, llegado hace poco a esta ciudad, fuente detodo conocimiento.
-¡Manos a la obra! -le dijo Porbus, ofreciéndole un lapicero rojo y una hoja de papel.
El desconocido copió con destreza la figura de María, de un trazo.
-¡Oh! ¡oh! -exclamó el anciano-. ¿Su nombre?
El joven escribió debajo Nicolás Poussin.
-No está mal para un principiante -dijo el singular personaje de disparatado discurso-. Veo que se puede hablar de pintura en tupresencia. No te censuro por haber admirado la santa de Porbus. Es una obra maestra para todo el mundo, y sólo los iniciados en los más profundos arcanos del arte pueden descubrir en qué falla. Pero, ya que eres digno de la lección y capaz de comprender, te voy a mostrar lo poco que se necesitaría para completar esta obra. Abre bien los ojos y préstame toda tu atención: tal vez jamás se te presente...
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