Hormigas

¿Qué no se daba cuenta? En el monitor sólo había desorden; diminutas hormigas yendo y viniendo por la brillante pantalla. No había texto, párrafos o letras, nada que pudiese ser leído, al menos nopor mí. No encontraba coherencia en la marcha de aquellas hormigas, no veía oraciones que pudiera yo leer al impaciente escucha, sentado frente a mí, abriendo exageradamente sus diminutos oídos parapoder dejar entrar en ellos el viento convertido en oraciones, ansioso por dejarse embelesar con su relato. Según sus declaraciones era ése el mejor relato que pudo haber escrito en su más reciente viajede trabajo, tanta era su seguridad y vanidad mientras me decía cuan inspirado se sintió escribiendo su obra maestra que comencé a sentir ganas de vomitar, pero no por lo ridícula que era sudeclaración. Entonces se paro tras de mí, quedando frente al monitor, frente al batallón de indecentes hormigas, andando ellas de allá para acá, ocupando todo el espacio, cada centímetro cuadrado ofrecido porla rectangular pantalla. Sin embargo él no parecía percatarse del tumulto hormigoso, del espantoso caos en el (para mi vista) desgastante monitor. Malditas hormigas, pensé desesperada, malditas,repetía a gritos en mi estupefacta mente llena de cúmulos, cirros, estratos. Malditas hormigas.
Nada, nada en ese monitor, no leía escrito alguno alumbrado por él en su éxodo reciente. Respire, respire yvolví a respirar, oxigenando así mi cerebro para conseguir un plan de escape. La primera idea venida fue buscar una botella en la habitación para llenarla con las molestas hormigas, después taparla conun bonito corcho y finalmente arrojarla al hambriento mar. Seguramente al mar le gustará hacerse con aquella botella llena de latosas y rojas hormigas.
Mi decisión en cuanto a la lectura en vozalta fue recurrir a confabular los posibles parajes imaginados por él y transcritos en aquél block virtual de su pertenencia. Comencé a leer en voz alta mis pensamientos, pensando en los posibles...