Horno solar casero

Cierta noche había llovido de manera torrencial. Los relámpagos aclaraban la oscuridad del cielo. El aguacero todavía había quedado embolsado en las nubes, pero el viento se las evaba hacia unhorizonte invisible. El campo había sido cubierto por una densa niebla. Los animales corrían a esconderse en sus madrigueras, los armadillos cavaban en la tierra, las culebras se internaban entre la hierbaalta, los monos se ocultaban entre las hojas de los árboles y miraban con sus ojos encendidos por el miedo. De los arrozales regresaban dos campesinos. Era sábado y acababan de cobrar su salario.Caminaban con cierta pesadez, como si llevaran sobre sus espaldas cosas muy pesadas. El cansancio era una especie de vestidura ajustada que les impedía mayor movilidad. Conversaban sobre la jornada, sobrelas mujeres y los tragos, sobre las vacas y los caballos, sobre lo buena gente que era el capataz y sobre los cañaverales. Los cerros comenzaban a tornarse invisibles. Un circulo luminoso opaco seenroscaba entre los matorrales. Los dos agricultores sentían cierta sensación de intranquilidad mientras la oscuridad avanzaba. Sus voces eran como los sonidos repetidos de las hojas secas bajo laspisadas. Debajo de las camisas sudadas, el corazón les golpeaba contra el pecho con una creciente ansiedad. El costillar contenía el duro pulso del miedo. Les habían advertido sobre los riesgos de lanoche en la tierra no cautiva, de las criaturas infernales que acechaban, de los aullidos de los demonios y los gritos de las brujas. Les dijeron también que unos perros muy negros y de ojos encendidosacechaban en las tinieblas. También se les recordó la tenebrosa aparición conocida como la Silampa, una blanca deformación que aprisiona a las personas descuidadas a los que les chupa sangre, carne yhuesos. Pero se retrasaron en la cantina tomándose un par de tragos. Escucharon el primer murmullo que provenía de la espesura. Era como el roce de la lija sobre la madera “Jesús Sacramentado, eso me...