Hostigaba
Rachel asintió y se puso en camino.
—¿Qué sucede? —preguntó Kevin y se levantóde un salto.
—Tenemos una pista. Estamos yendo en este mismo momento —le respondió mientras se acomodaba la cartuchera en la cintura.
—¡Yo también voy!
—¡De ninguna manera! No podemos arriesgar lavida de ningún civil —le dijo y lo detuvo antes de que saliera con él—. Esperad aquí, yo mismo os avisaré si hay alguna novedad.
Kevin respiró hondo.
—Tráela de regreso, Harry —le pidió.
Harry nodijo nada, solo asintió.
En el pasillo, Phil Conway le salió al encuentro.
—¿Dónde está Rachel?
—Organizando el operativo —le informó.
—Supongo que llevarás suficientes refuerzos.
—He pedido a losSWAT.
—Bien, has hecho bien, hijo. —Le dio una palmadita en el hombro—. Cuídate.
Salió de la comisaría y, cuando faltaban unos cincuenta metros para llegar a su coche, su teléfono móvil comenzó avibrarle dentro de los pantalones.
—¡Maldición, ahora no!
No le hizo caso y dejó que siguiera sonando, aunque quien fuera que quisiera hablar con él debía tener mucha urgencia.
Con una mueca defastidio sacó el teléfono y respondió.
—Diga.
No se oyó más que silencio en el otro lado. La insistencia de quien llamaba parecía haberse evaporado al oír el sonido de su voz. Se le tensaron los músculosdel estómago. Era él. Lo sabía.
—Eres tú, ¿verdad? —Hizo un tremendo esfuerzo por no gritar.
—Tu intuición no te falla, detective.
—¿Dónde la tienes? —Observó que Rachel le hacía señas de que sediera prisa.
—Yo he sido quien ha llamado y, por lo tanto, seré yo quien hable —le dijo, molesto.
—Adelante, te escucho.
—Quiero que sepas que _______ está bien, porque está donde tiene que estar;donde siempre debería haber estado: a mi lado. —Hizo una pausa que solo logró impacientar más a Harry—. No pensaba hacerlo, pero he decidido darte la oportunidad de verla por última vez. Verla antes...
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