Huellas en el sol

Estaba en clase y sintió que una hebra liquida se deslizaba por su pierna, al limpiarla era rojo el extraño elemento que invadía a la joven de catorce años. Antonia así llamada por su abuela, unatradición familiar de permanecer con la esencia de nombres antiguos y un tanto extraños, creían dar clase y elegancia a quién los portara. Algo bastante banal para Antonia, una niña nacida a finales delsiglo XX. Sus padres Emperatríz e Hipólito, eran conservadores, eso que muchos hoy día atribuyen el término anticuado. Durante la pubertad, esa linda etapa de la vida en la que se transforma en sutotalidad la mente de cada persona, llegaron a cometer locuras para cualquier niño de la época. Ellos eran ese prototipo de mala persona, fumando, bebiendo, drogándose y haciendo lo imposible para tenerun poco de ese néctar que les encantaba a todos: la libertad. Juraban ser libres, viviendo una vida totalmente descarrilada y muy divertida, para muchas mentes jóvenes con el mismo afán de crecercuanto antes.

Antonia entraba lentamente a esta etapa y con unos padres de carácter fuerte patrocinado por los golpes de sus vidas, decidió darle un poco de “emoción” a su cotidianidad, al descubrirque aquel líquido rojo era su menstruación, etapa en la que demostrar niñez no es una opción. Empezó por una atracción de casi cada niña, tinturarse el cabello, sin autorización de sus padres, seaplicó tinturas rojas y azules, terminando con un cabello bastante extravagante, un morado profundo. Prosiguió con tomar su primer cigarrillo y encenderlo junto a unos cuantos amigos que la apoyaban endesafiar a sus padres y vivir la vida, divertirse, tener esa falsa idea de libertad y rebeldía que su familia tuvo en un pasado. Tosió y tosió hasta que por fin se acostumbró a la textura del humo y susabor. Luego consiguió sus primeras dosis de metanfetamina, con la que disfrutó toda una noche de fiesta en su estado de éxtasis haciendo cuanta locura se le atravesaba por esa cabeza de niña con sed...