Huertos
ha dependido de la tierra para su sustento.
Podemos imaginarnos a nuestros ancestros
viendo cómo las plantas nacían en forma
silvestre yluego imitar el ciclo de la naturaleza
en un pedazo de tierra, prepararla abriendo
surcos, depositar en ellos las semillas secas
de uno u otro fruto, regar y cuidar la siembra
hasta quegerminen los brotes de una nueva
planta que luego crecerá y dará sus frutos
con la cosecha que alimentan las familias y
el espíritu. Y podemos imaginar que esto fue
así porque desdeentonces y hasta ahora, la
tierra ha seguido produciendo alimento para
todas las especies animales incluyendo la
humana según sus propias e inexorables
leyes naturales.
La especie humanaha seguido un proyecto de
vida muy diferente al del resto de las especies
animales. De imitar el curso de la naturaleza
inventó la agricultura, y con ella la cultura, el
lenguaje paracomunicarse, la escritura como
una memoria que puede guardarse más allá
de la vida individual, la tecnología como los
procedimientos para hacer más cómodo y
eficaz el trabajo, lasartes para sensibilizarse,
para desarrollar la imaginación. La cultura
como la segunda naturaleza del ser humano,
el culto como devoción religiosa y el cultivo
tienen en común que sontareas humanas
derivadas de la relación del hombre y la
mujer con la tierra: con la cultura se cultiva el
espíritu, sus brotes germinados son ingenio y
sabiduría, ciencia y conciencia.Sin embargo, un fruto de la cultura humana,
la industrialización, ha puesto en peligro la
relación de todos los seres vivos con la tierra,
al perder de vista el contenido espiritual quela agricultura entraña. Al amor por la tierra y
el ancestral conocimiento del agricultor y de
los pueblos indígenas, el hombre moderno y
civilizado ha impuesto el mandato de la razón
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