Humano, demasiado humano
Durante años, Nietzsche se dedicó a sus tareas docentes y pretendió encontrar sentidoa la existencia en la creación cultural, la filosofía, el arte, la estética y en especial la música, pero después abandona esas ideas y empieza a criticarlas de manera ruin y las sustituye por el interés por las vida y lo que le rodea a esa vida que al final de sus días al parecer no acabo de definir.
El primer volumen consta de un Prefacio y 9 capítulos, cuyos títulos son: 1.-De lascosas primeras y últimas, 2.-Para la historia de los sentimientos morales, 3.-La vida religiosa, 4.-Del alma de los artistas y de los escritores, 5.-Caracteres de alta y baja cultura, 6.-El hombre en la sociedad, 7.-La mujer y el niño, 8.-Ojeada acerca del Estado y 9.-El hombre a solas consigo mismo.
DE LAS PRIMERAS Y ÚLTIMAS COSAS
Este capitulo inicia con un ataque sistemático contrala razón, la verdad, la bondad, la lógica y la libertad, y pone en duda la capacidad de raciocinio, conocimiento y juicio del hombre.
Una y otra vez se enfrenta a la metafísica y a sus nefastos resultados. Una y otra vez proclama que el cerebro es un órgano surgido evolutivamente para ayudar al triunfo de la vida y de la especie, y que a eso es a lo que se debería dedicar. “La falta de sentidohistórico es el pecado original de todos los filósofos. No quiere saber que el hombre, es el resultado de la evolución”.
por otra parte, también reduce aquí los problemas filosóficos a la clásica pregunta, ya presente en la etapa de los filósofos presocráticos, de como puede surgir el ser de lo que no-es tal ser, es decir, como puede nacer algo de su contrario. Al mismo tiempo, al señalar quela metafísica niega tal posibilidad, Nietsche, tambien reduce ésta a la posición de Parménides, que si negaba que del no-ser pudiera surgir el ser, pero no sucedía asi, por ejemplo, con Heráclito - al que Nietzsche admira- y que, por tanto, no habría que considerar como un metafísico, lo que sería, evidentemente, discutible. Lo mismo podríamos decir de la posición de Empédocles y Anaxágoras o...
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