Hungria
Rákosi resultó ser incapaz de resolver la crisis. La dirección soviética también se diocuenta de su impotencia. Contribuyó a acelerar la destitución de Rákosi el estallido, en junio de 1956, de una sublevación obrera en Poznan, Polonia, que atravesaba una crisis interna semejante a la de Hungría. Por consiguiente, en julio destituyeron a Rákosi. Ernõ Gerõ, segunda figura del núcleo moscovita de la dirección del partido, fue nombrado el nuevo secretario general del Partido deTrabajadores de Hungría. Gerõ logró llegar a un acuerdo con el ala de stalinistas moderados dirigido por János Kádár. No obstante, la antigua-nueva dirección prosiguió las cosas donde su antecesor las había acabado. Sin embargo, a esas alturas ya estaba emergiendo un movimiento democrático de masas, con reivindicaciones que iban más allá del programa de la oposición partidista. En otoño de 1956, la prensaprácticamente se hizo libre. En las sesiones de debate y en las universidades se criticaba agudamente el sistema, señalando abiertamente sus crímenes. El descontento y los debates políticos se propagaron también por las ciudades del interior del país.
En la noche del 23 al 24 de octubre de 1956, los obreros de Budapest, seguidos inmediatamente por los de Hungría entera, exasperados por lascondiciones de explotación infernales y el terror impuesto por el régimen estalinista instaurado desde 1948, se rebelaron en una insurrección armada que se propagó por todo el país. En 24 horas, la huelga llegó a las principales ciudades industriales y la clase obrera, organizada en consejos, fue tomando el control del levantamiento. Aquella revuelta, auténtica, del proletariado húngaro contra elorden capitalista al modo estaliniano (pesada losa sobre los obreros de los países del Este de Europa) fue una realidad que la burguesía, desde hace ahora 50 años, no ha cesado de ocultar o, más a menudo, de adulterarla. La versión expurgada y falsificada minimiza el lugar y las acciones del proletariado al máximo posible. Y cuando se trata de hablar del papel central de los consejos obreros, ni quedecir tiene que se les menciona por lo bajo y con boca pequeña, como algo anecdótico o perdidos en un montón de comités, consejos nacionales o municipales a cada cual más nacionalista, y eso cuando no acaban siendo sencillamente dejados en el olvido.
Ya en 1956, las mentiras más rastreras circulaban tanto al Este como en el Oeste. Según el Kremlin, y sus voceros occidentales, los PC de Europa,los acontecimientos de Hungría no eran sino una “insurrección fascista” manipulada por los “imperialistas de occidente”. Para los estalinistas de entonces, además de la necesidad de encontrar un pretexto para aplastar al proletariado húngaro con los tanques rusos, había que mantener ante los obreros del Oeste, la ilusión sobre el carácter “socialista” del bloque soviético y evitar a toda costa...
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