Huyi

Primera parte
De cómo ingresé al los reinos


Durante mi adolescencia, pasé muchos veranos en una pequeña, fría, pero agradable isla, al norte de Europa. Lo hacia en una antigua estanciapropiedad de un tiastro adinerado que había hecho fortuna con una pequeña flota de barcos pesqueros.
Sucedió en Aquella ocasión, fruto de una picardía de jovenzuelo que caí alas gélidas aguas del mar ycontraje así una fuerte fiebre que pareció ser el hecho que daría fin a mi corta vida.; por suerte mi tío conocía muy bien a los lugareños de la isla y mandó llamar a uno de sus criados para que este fuesea buscar a un viejo médico de las riberas.
El extraño curandero aplacó de inmediato (según me comentaron los presentes pues yo aun deliraba inconciente) los malos humores de mi cuerpo y ni bienconcluyo se marchó sin replicar palabra al salir por la puerta de la estancia. Una vez recuperada mí salud hizo llamarme mi tío y me dijo: que para devolver el favor (que había sido de vida) debía cruzarla isla en busca del viejo curandero para agradecerle en persona. Me pareció esto un código noble y muy de mar. Así que ni bien mis fuerzas fueron las pudientes, tome los atavíos necesarios y con uncaballo prestado de los establos de la estancia partí buscando a aquel que me salvó.

Los rumbos de mi travesía me los fijo mi tío, el mismo cruzaba la espesa llanura del corazón de la isla yaunque lo supuse extraño no disentí jamás dudar de la sapiencia de mi mayor.
Cuando ya había campeado largas horas, resultó que me topé con una extraña figura, allí en medio de los llanos cubiertos demalezas. Un enano. A su lado dormía un largo y huesudo hombre tendido en el suelo, llevaba este un traje de metal como los caballeros medievales, el cual estaba raído y muy mal tratado. La sorpresa nocabía en mí, pues aquellos dos parecían salidos de un cuento de fábulas.
El pequeño traía pantalones de lino crudo, chaleco con bordes de piel, venía descalzo y en su cintura prendido a un lazo de...