Hypias Mayor
SÓCRATES, HIPIAS
SÓCRATES. -Elegante y sabio Hipias, ¿cuánto tiempo hace que no
has venido a Atenas?
HIPIAS. -No tengo tiempo, Sócrates. Cuando Élide tiene que negociar algo con alguna ciudad, siempre se dirige a mí en primer lugar entre los ciudadanos y me elige como embajador, porque considera que
soy el más idóneo juez y mensajero de las conversaciones que se llevan
acabo entre las ciudades. En efecto, en muchas ocasiones he ido como
embajador a diversas ciudades, pero las más de las veces, por muchos e
importantes asuntos, he ido a Lacedemonia; por lo cual, y vuelvo a tu
pregunta, no vengo con frecuencia a estos lugares.
Sóc. -Esto es ser de verdad un hombre sabio y perfecto, Hipias. Lo
digo, porque tú eres capaz de recibir privadamente mucho dinero delos
jóvenes y de hacerles un beneficio mayor del que tú recibes, y también
porque eres capaz, públicamente, de prestar servicios a tu ciudad, como
debe hacer un hombre que está dispuesto a no ser tenido en menos, sino
a alcanzar buena opinión entre la mayoría. Ahora, Hipias, ¿cuál es
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crealmente la causa de que los antiguos, cuyos nombres son famosos por
su sabiduría: Pítaco,Bías, Tales de Mileto y los de su escuela, e i ncluso
los más recientes hasta Anaxágoras , todos o casi todos, se hayan mantenido alejados de los asuntos públicos?
Hip. - ¿Qué otra razón crees, Sócrates, sino que eran débiles e incapaces de llegar con su espíritu a ambas cosas, la actividad pública y la
privada?
Sóc. -Luego, por Zeus, así como las otras artes han progresado y, en comparación con los artesanos de hoy, son inhábiles los antiguos, ¿así
también debe mos decir que vuestro arte de sofistas ha avanzado y que
son inferiores a vosotros los antiguos sabios?
Hip. - Hablas muy acertadamente.
Sóc. - Por tanto, Hipias, si ahora resucitara Bías, se expondría a la risa frente a vosotros, del mismo modo que los escultores dicen que Dé-
dalo, si viviera ahora y realizaraobras como las que le hicieron famoso,
quedaría en ridículo.
Hip. - Así es, Sócrates, como tú dices. Sin embargo, yo acostumbro a
alabar antes y más a los antiguos y a los anteriores a nosotros que a los
de ahora, para evitar la envidia de los vivos y por temor al enojo de los
muertos.
Sóc. - Piensas y reflexionas acertadamente, según creo. Puedo añadir
a tu idea mi testimonio de quedices verdad y de que, en realidad, vuestro arte ha progresado en lo que se refiere a ser capaces de realizar la
actividad pública junto con la privada. En efecto, Gorgias, el sofista de
Leontinos, llegó aquí desde su patria en misión pública, elegido embajador en la idea de que era el más idóneo de los leontinos para nego ciar
los asuntos públicos; ante el pueblo, dio la impresión de quehablaba
muy bien, y en privado, en sesiones de exhibición y dando lecciones a
los jóvenes, consiguió llevarse mucho dinero de esta ciudad. Y si quieres otro caso, ahí está el amigo Pródico; ha venido muchas veces en
otras ocasiones para asuntos públicos, y la última vez, recientemente,
llegado desde Ceos en misión pública, habló en el Consejo y mereció
gran estimación, y en privado, ensesiones de exhibición y dando lecciones a los jóvenes, recibió cantidades asombrosas de dinero. Nin guno
de aquellos antiguos juzgó nunca conveniente cobrar dinero como remuneración ni hacer exhibiciones de su sabiduría ante cualquier clase
de hombres. Tan simples eran, y así les pasaba inadvertido cuán digno
de estimación es el din ero. Cada uno de éstos de ahora saca más dinero
de su saber,que un artesano, sea el que sea, de su arte, y más que todos,
Protágoras.
Hip. - No conoces lo bueno, Sócrates, acerca de esto. Si supieras
cuánto dinero he ganado yo, te asombrarías. No voy a citar otras ocasiones, pero una vez llegué a Sicilia, cuando Protágoras se encontraba
allí ro deado de estimación, y, siendo él un hombre de más edad y yo
muy joven, en muy poco tiempo recibí más...
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