Ida XIMENA

Después de Ida, volverá.


Era una banca ya podrida por la humedad,
Era ya la vida muerta de tanto consagrar,
Era mi cabello, mis labios, misudor.


Cómo podría estar en aquella banca a lado del sendero que se dirige al infierno aun con el cabello cubierto, cómo podría yo viviramando a un ser que se le antoja amarme a dispares violentos y ninguno de esos me place en lo carnal, en los huesos que con tanta leche healimentado. No lo sabía, no lo sabía… no sé si quería saberlo.

-Tiene el cabello rojo,
-¿Quién?.
-Ida, pero lo esconde.

Poco sabía de lo que megustaba o no, apenas si podía decir que me gusta la sopa espesa, las mañanas frías, las tardes frías, las noches frías, podía decir aunque conaire de mentira, que me gustaba estar allí, en este lugar perturbador, desolador, deprimente al servicio del Señor.

-A veces, cuando llega lanoche y todas se van a su cuarto, Ida se queda frente al espejo con la mirada puesta en el espejo, en ella… más bien en sus deseos pordescubrirse.
-Cómo puedes decir eso, es una monja.
-Es mujer, ni el convento le quitará su condición humana.

Fue entonces cuando lo supe, mi partefavorita de la biblia era el Apocalipsis, mis mejores sueños eran los que sucedían después de tener pensamientos impuros, quería fumar mientrasleía a Casanova, beber de la botella vino y volver a fumar.

-Es hermosa ¿no lo crees?.
-Sigue siendo una monja.
-Una monja de cabellos rojos.