Identidad, integración y respeto: Un camino hacia la globalización

Darle un calificativo negativo a la globalización sería sumamente arriesgado; calificarlo como un proceso positivo para la humanidad, sin embargo, también podría ser una expresión equívoca.
Someramente se puede definir como un proceso necesario y obligatorio, el cual puede llegar a ser muy positivo si sabe manejarse. El problema en realidad es los alcances que puede tener, y está teniendo,cuando la palabra globalización se ata más al imperialismo y la homogenización que a la integración.
La integración de países, mercados, economías, políticas, etc., permite intercambios que pueden llegar a aportar a ambas partes, en estos factores e incluso en lo cultural. Mas con la globalización, como se toma actualmente, está pasando todo lo contrario, pues los países “potencias” pretendenabsorber en todos los sentidos a los “países tercermundistas”, hasta el punto de hacerlos solo una sucursal, una pequeña colonia suya sin identidad.
Y en este orden de ideas se presentan tres problemas. El menos grave es, en definitiva, que estos países se llamen potencias. Si es cierto que mientras ellos tenían barcos y vestuario nosotros a duras penas teníamos un montón de oro y amor por lanaturaleza, y si es cierto también que nos demoramos bastante en entender por qué teníamos que vestirnos, leer y entregar nuestro oro, no pueden pretender que de buenas a primeras estemos a su nivel; antes de que ellos usaran pantalones debieron sufrir una transición difícil para darle un valor más allá del brillo al oro, un valor menor a los espejos y para coger suficiente malicia, de esa que llamanindígena, para progresar.
Probablemente de no haber sido “descubiertos” nosotros hubiéramos sufrido la misma transición, y con todo y todo sería diferente, sería diferente porque nuestro territorio es diferente y nuestras raíces son diferentes. Los países que se llaman potencias no son superiores, son privilegiados históricamente.
El segundo error consiste en que la mayoría de americanos, probablementeincluyéndome en lo casual y lo cotidiano, no habrían hablado de ellos y mucho menos de nosotros refiriéndose a los indígenas. Pues sí, por qué negar que tenemos la sangre de esos indígenas que cambiaron su oro por espejos y de esos otros que lucharon hasta la muerte por defender su cultura, por qué negar que tenemos sangre de esos negros que por siglos sufrieron penurias bajo el título deesclavos, por qué negar que también tenemos esa sangre pura de aquellos que algún día llegaron buscando a estas tierras lo que no lograron encontrar en las suyas.
Pero esa rica mezcla no es, bajo ningún argumento, suficiente razón para llamarnos “tercermundistas”, pues tener casas a dos colores, con jardineras y novios colgando en ellas que combinan maravillosamente con esas hermosas montañas que nosrodean, donde la gente cuelga pendones con oraciones y poemas con mala ortografía y no falta la camándula, el Sagrado Corazón o el niño Jesús, no es algo que se lograría ver en España –más por las montañas que por el niño Jesús- y eso no es motivo para sentirnos mal.
Es cierto que algunos viven en casitas improvisadas con tablas y bolsas, es cierto que algunos más no tienen casa. Y en estesentido si necesitamos urgentemente una integración de economías y políticas que se ajusten a la actualidad, que planteen soluciones para estas situaciones que no son solo de aquí y no que hagan todo lo contrario, pues es la globalización en muchos casos la culpable indirecta de algunos de estos flagelos. Como expresa Juan Carlos Tedesco en la Revista Colombiana de educación “Al estar basadafundamentalmente en la lógica económica y en la expansión del mercado, la globalización rompe los compromisos locales y las formas habituales de solidaridad y de cohesión con nuestros semejantes. Las élites que actúan a nivel global tienden a comportarse sin compromisos con los destinos de las personas afectadas por las consecuencias de la globalización. La respuesta a este comportamiento por parte de los...