Iglesia de San Antonio de Padua
historia de la Patria | 1810-1940
La Iglesia Católica ayudó a construir la sociedad colonial en Latinoamérica mediante su labor
evangelizadora y civilizadora y más allá de las interpretaciones sobre su accionar en esa etapa histórica, más allá de las luces y las sombras que se puedan encontrar, la Iglesia ha caminado junto a
los pueblos latinoamericanos y los ha acompañado en todas las vicisitudes realizando no pocos aportes
fundamentales.
Acercándonos en el tiempo a los últimos años del siglo S XVIII y a lo que era entonces el Virreinato del
Río de la Plata podemos señalar que la renovación ideológica producida en Europa, encontró en los ámbitos eclesiales espacios de elaboración y difusión de ideas y múltiples fermentos espirituales que
dieron nacimiento a una cultura ilustrada y reformista Esa renovación fue tomando cuerpo no sólo en
sectores del clero sino también de la burocracia y de la naciente opinión pública. Se fueron creando
nuevos ámbitos de sociabilidad y de difusión del conocimiento en los que los sacerdotes tuvieron una presencia notoria y activa. Las tertulias en las casas de las familias más notables y en los cafés, ambos
frecuentados por eclesiásticos, fueron lugares donde se discutieron y comentaron los temas que
alimentarían posteriormente la Revolución.
Lo importante era que existía una pluralidad ideológica que permitió a sacerdotes y laicos concebir horizontes más amplios y nuevas formas de inserción de la Iglesia en el mundo conflictivo y agitado del
siglo XIX
En los años que precedieron a la Revolución de Mayo, los párrocos ampliaron sus funciones, crearon
escuelas de primeras letras, aplicaron la vacuna contra la viruela y enseñaron técnicas agrícolas a los
labradores. Se convirtieron no sólo en portadores de conocimientos sino también en mediadores entre la cultura de las elites y la cultura popular, puente entre el mundo urbano y el mundo rural.
Algunos sacerdotes que se destacaron por sus aportes al desarrollo de las ciencias fueron el presbítero
Damasio Larrañaga que descubrió y clasificó varias especies vegetales y fósiles rioplateneses, el
presbítero Melchor Fernández profesor de física experimental, el presbítero Saturnino Segurola
introductor de la vacuna en el Río de la Plata y profesor de anatomía. El presbítero Feliciano
Pueyrredón, hermano de Juan Martín de Pueyrredón fue párroco de San Pedro y Baradero a fines del
siglo XVIII y allí practicó por primera vez la vacunación contra la viruela. El presbítero Bartolomé Muñoz fue literato, astrónomo, cartógrafo, arqueólogo y naturalista, actuó en política, fue capellán de varios
ejércitos, regresó a Buenos Aires en 1814 y donó al gobierno su biblioteca y su colección de ciencias
naturales.
La Revolución de Mayo de 1810 encuentra una Iglesia en ebullición y un clero movilizado no sólo por la
política sino también por el futuro de la vida eclesiástica debido a la crisis por la que pasa la
monarquía española.
La adhesión a la emancipación del clero revolucionario inspirada en las ideas del jesuita Francisco
Suárez quien sostenía que el poder temporal no emana inmediatamente de Dios sino del pueblo, se
manifiesto en el Cabildo Abierto del 22 de Mayo al que asistieron, además del diocesano, 26
sacerdotes de ambos cleros, de los cuales solamente 6 votaron por la continuidad del virrey. En la
mañana del 25 de Mayo se presentó una petición popular firmada por 17 sacerdotes pidiendo la
conformación de una nueva Junta de Gobierno que excluyera al virrey.
La Primera Junta de Gobierno incluyó en cambio al presbítero Manuel Alberti, cura de la parroquia de
San Nicolás entre sus vocales. ...
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