iglesia y estado
(Con la sociedad por medio)
Una obviedad
Para discurrir con acierto sobre esta cuestión (como sobre otras muchas de tipo político y religioso) hay que partir del principio de
que tanto la Iglesia como el Estado no son fin
en sí mismos sino medios al servicio de las
personas. Admitir este principio referido al
Estado parece bastante evidente, no lo es
tanto paramuchos referido a la Iglesia. Pero
bastaría recurrir al credo Niceno-constantinopolitano para comprenderlo. En él se dice,
aplicado a la Encarnación del Hijo de Dios:
“Por nosotros los hombres y por nuestra salvación bajó de los cielos”. Si, según estas
palabras, la persona de Jesucristo está orientada y destinada al servicio de los hombres
(Él mismo dijo que había venido a servir, no a
serservido), con mayor razón la Iglesia, que
afirma ser continuadora de la misión de Jesucristo, debe estar al servicio de las personas.
social, es decir, esencialmente abierto a los
demás. Necesita a los demás para poderse
realizar ella misma, y los demás necesitan de
ella. Muchas metas del progreso personal y
humano solamente en solidario esfuerzo pueden conseguirse; pongamos por caso laprogresiva “humanización” de la naturaleza que
lo envuelve y en la que se desenvuelve.
Ciertamente, la realización y plenitud personal exige a cada individuo el propio
esfuerzo, que se le convierte en deber y obligación de cara a sí mismo y en derechos que
los demás deben reconocerle. Pongamos un
ejemplo. Toda persona, si no renuncia a serlo,
está obligada a la búsqueda de la verdad, es
undeber para él; pero, por eso mismo, tiene
el derecho de que los demás, los que ya han
andado camino en la búsqueda de la verdad,
lo instruyan e informen.
La conjunción de esas dos realidades: por
una parte, la libertad personal aceptada como
sagrada y a la que, por tanto, nada puede
imponérsele desde fuera y, por otra, la necesidad de colaboración con los demás, imprescindible para la propiaplenitud, esas dos realidades, afirmamos, convierten el diálogo en
el método específicamente humano para el
progreso. Poner en común los propios pensamientos y pareceres para llegar a acuerdos comunes, contrastar las experiencias
de la acción de cada uno y del conjunto,
determinar a esta luz lo que es bueno o
provechoso es el modo de unir libertad
personal y colaboración social.
La personahumana
La persona, pues, en el centro; dotada de
la sagrada dignidad que le viene dada por su
peculiar capacidad para la reflexión y el pensamiento, es decir, por ser libre e inteligente
y, por tanto, responsable de sus propias decisiones. Cómo se fundamenta la sacralidad de
la persona humana que la convierte en inviolable es precisamente objeto de reflexión de
las distintas corrientes depensamiento y de
las distintas religiosidades. Pero, con unas
evidencias o con otras, si no queremos
caer en nihilismos o en totalitarismos de
uno u otro signo, la dignidad de toda persona ha de estar en la base de todas las
culturas y de todos los ordenamientos
sociales. En la actualidad, en el orden del
pensamiento y las declaraciones (no tanto en
el de los comportamientos), parece quehay
acuerdo unánime y universal en conceder
centralidad a la persona humana en las relaciones sociales precisamente por esa peculiar dignidad que posee.
Pero al mismo tiempo se constata como
evidente que la persona humana es un ser
La sociedad
Y esto es la sociedad. Las múltiples, consentidas y buscadas colaboraciones, conexiones e implicaciones de unas personas con
otras en los múltiplescampos de las actividades y necesidades humanas a su vez interrelacionadas entre sí.
Nos parece muy bien todas las declaraciones que se hagan de los derechos humanos, pero a condición de que se sea consciente de que sólo en sociedad pueden
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cumplirse, porque más que iguales somos
complementarios. Los diversos dones (cualidades) de cada uno prodigados mutuamente
hacen efectivos los...
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