igual
detenimiento la fenomenología del pensamiento obsesivo. En la defensa secundaria que
el enfermo desarrolla contra las «representaciones obsesivas» que han penetrado en su
conciencia surgen productos que merecen un nombre especial. Recuérdense, por
ejemplo, las series de ideas que ocupan a nuestro pacientedurante su regreso de las
maniobras. No son reflexiones puramente razonables que el sujeto opone a sus ideas
obsesivas, sino algo como productos mixtos de ambas formas del pensamiento. Toman
ciertas premisas de la obsesión por ellas combatidas y se sitúan (con los medios de la
razón) en el terreno del pensamiento patológico. A mi juicio, tales productos merecen el
nombre de«delirios». un ejemplo que los lectores deberán interpolar en el lugar
correspondiente del historial clínico aclarará por completo tal diferenciación. Cuando
nuestro paciente desarrolló durante toda una temporada los insensatos manejos que en
su lugar describimos prolongando el estudio hasta altas horas de la noche, abriendo la
puerta de su cuarto al dar las doce para facilitar laentrada al espíritu de su padre,
situándose luego ante el espejo y contemplando en él sus genitales, intentó apartar de sí
aquella obsesión, pensando en lo que diría su padre si realmente se hallase aún en vida.
Pero este argumento no tuvo eficacia ninguna mientras fue expuesto en esta forma
razonable. La obsesión cesó tan sólo cuando el sujeto integró la misma idea en la forma deuna amenaza delirante, diciéndose que si prolongaba tales insensateces, le sucedería a su
padre algo malo en el más allá.
El valor de la diferenciación -justificada, desde luego- entre defensa primaria y secundaria
queda, sin embargo, inesperadamente disminuido por el descubrimiento de que los
enfermos no conocen el texto verbal de sus propias representaciones obsesivas. Estaafirmación parece paradójica, pero tiene pleno sentido. En efecto, durante el curso de un
psicoanálisis se intensifica no sólo la valentía de los enfermos, sino también la de su
enfermedad, la cual se aventura a exteriorizaciones más precisas. Sucede como si el
paciente, que hasta entonces rehuía con miedo la percepción de sus productos
patológicos, les dedicase ahora suatención y los experimentase más clara y Escuela Abierta de Psicoanálisis www.letrahora.com
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detalladamente. Por dos caminos especiales podemos llegar, además, a un conocimiento
más preciso de los productos obsesivos. En primer lugar, nos percatamos de que los
sueños pueden ofrecernos el texto auténtico del producto obsesivo, el cual sólomutilado
y deformado, como en un telegrama mal redactado, se nos ha dado a conocer en la vida
despierta. Tales textos aparecen en el sueño como manifestaciones orales, contra la regla
general de que las palabras contenidas en los sueños proceden siempre de las
pronunciadas u oídas por el sujeto durante el día. En segundo lugar, la investigación
analítica de un historialpatológico nos lleva a la convicción de que, frecuentemente,
varias ideas obsesivas sucesivas, pero de texto literal diferente, son, en el fondo, una sola
y la misma. La idea obsesiva ha sido afortunadamente rechazada una primera vez y
retorna luego deformada, no siendo ya reconocida y pudiendo ofrecer así mayor
resistencia a la defensa. Pero la forma exacta es la primitiva, la cualmuestra muchas veces
sin velo alguno su sentido. Cuando, al cabo de penosa labor, conseguimos aclarar una idea
obsesiva incomprensible no, es raro oír decir al enfermo que antes de la emergencia de la
idea obsesiva propiamente dicha surgió en él una ocurrencia, una tentación o un deseo,
como las que ahora le exponemos, pero que desaparecieron en seguida de su
imaginación....
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