Igualdad

Igualdad, economía y redistribución económica
La igualdad es uno de los principios fundamentales por la que toda Sociedad democrática debe velar. Siguiendo a Montesquieu, los poderes del Estado, cada uno sobre la base competencial que les corresponda, no sólo han de vigilar el cumplimiento formal y material de la igualdad, si no también la remoción de todos los obstáculos que en ella puedaninterferir; una igualdad referida a los más amplios términos conceptuales: igualdad de oportunidades y justicia social, igualdad en el acceso tanto al consumo como a bienes primarios –Foley, Rawls, Neumark–, a recursos productivos –Dworkin– o en libertad real –Sen–. A mero título de ejemplo, la Organización Mundial de la Salud reconoce que el hambre no es una consecuencia de la falta de alimentos enel mundo, sino de desigualdades en los mecanismos de acceso y de distribución de los mismos. Análogamente, el acceso equitativo a los bienes públicos se debe materializar en función de las necesidades reales de los individuos, y no en función de los recursos que estos posean. 
Así, desde los tres poderes del Estado y desde todas las ciencias sociales se implementan políticas que persigan laigualdad como un fin social o, cuando menos, la lucha por la eliminación de las desigualdades. La burocracia, la corrupción, la transgresión de los principios de mérito y capacidad, por ejemplo, favorecen la desigualdad de oportunidades, lo que implica, desde un punto de vista económico, ineficiencia de recursos. Se pretenden, en consecuencia, políticas públicas que persigan por ejemplo, una igualdad deacceso a la Educación (pública, gratuita, no sexista.) En el mundo del Derecho, por ejemplo, nuestra Carta Magna propugna, desde el primer párrafo de su primer artículo, la igualdad como valor superior de todo nuestro ordenamiento jurídico; mientras, en aspectos sociales, se sigue luchando por conseguir una plena igualdad entre hombres y mujeres y en Sociología, incluso, se admite la premisa de amayor desigualdad, mayor riesgo de fractura del pacto o contrato social (Rousseau.)  
Centrándonos en Economía y recordando a los clásicos, ya Adam Smith (precursor de las teoría morales) nos advertía ya en siglo XVIII que el sano egoísmo en la satisfacción de necesidades particulares, en un marco de libertades y con los necesarios requisitos para el agregado, favorecería siempre el bienestarsocial. Sin embargo, los hechos y la evidencia empírica demuestran que las transacciones de los agentes económicos que operan en el libre mercado acarrean ineficiencia en la asignación de recursos, lo que implica, siguiendo a Pareto, que el bienestar social no sea el óptimo. Partir de la premisa de que el mercado “es infalible”, que las transacciones de los agentes económicos se desarrollan en unmarco de plena libertad, que los mercados se vacían por sí solos y de que el agregado económico es la simple suma de las partes que lo componen, supone un escenario utópico que nada tiene que ver con la realidad económico-social.  
La crisis actual que padecemos puede ser uno de los mejores ejemplos de fallo de mercado. La falta de liquidez actual (así como de solvencia) es la consecuencia defallos en los mercados financieros (léase bancario, crediticio y actuarial); concretamente, en lo que se refiere a la transparencia en los mismos (reconocido hasta por la propia CNMV), la falta de homologación y armonización de normas técnicas (fallando las señales de alerta en lo que se refiere a valoración del riesgo, auditoría, fiscalización, rating o sociedades de clasificación, etc) y, por último,la falta de supervisión por parte de estamentos o instituciones nacionales o supranacionales. Consecuentemente, el mercado ya no es capaz de reflejar fielmente el precio real del activo, entrando así en una espiral de la que, per se, al mercado le es difícil salir. El mercado inmobiliario español pude ser un buen ejemplo. La inmediata consecuencia de esos fallos de mercado es la intervención...