Imagen de tlaloc
1 le agradezco mucho a mercedes montes de oca sus correcciones y sugerencias para la redacción, a la vez que asumo toda laresponsabilidad de los errores que restan.
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y el mundo prehispánico, porque demuestran la importancia de cuestionar siempre, de buscar primero las bases históricas de una interpretación establecida, antes de aceptarla, y si se la encuentra inaceptable, de identificar qué evidencia tiene más valor para establecer una nueva interpretación. creo que esta enseñanza es de las más importantes quepuede dar un maestro a sus alumnos: que hay que aprender a dudar y volver a preguntar. en 1985, en una de las visitas oficiales que se hacen a los miembros de la Junta de gobierno de la universidad, llegamos a la oficina del maestro bonifaz en la biblioteca central. estaba trabajando, en esos momentos, sobre la iconografía de las llamadas hachas olmecas; para mí la parte más interesante ymemorable de la visita, fue la hora cuando nos empezó a hablar de por qué dudaba de las comparaciones de éstas con el jaguar, mostrándonos fotos de los jaguares, y precisando cómo en ellos eran los colmillos los cuales, efectivamente, están al revés de como se ven en las caras de esas hachas olmecas. insistía en la necesidad de observar, porque los que habían hecho esas caras se habían fijado en lanaturaleza de su ambiente con mucho cuidado, y si hubieran querido figurar un jaguar, no iban a equivocarse en la posición de los colmillos. salí encantada por el detalle del análisis. esa investigación la publicó en “los olmecas no son jaguares”.2 cita allí los análisis de Kunz y de saville acerca de la cara que aparece en un hacha olmeca, y que dice:
la talla en el frente representa la máscaraconvencional de un jaguar, con peculiares ojos oblicuos en forma de almendra, colmillos prominentes, pequeños orificios nasales y un inmenso labio superior abocinado... (“los olmecas no son jaguares”, p. 52).
pero Rubén bonifaz hace el examen de la apariencia de un jaguar real, y luego la compara con cuatro caras de las hachas olmecas, exigiendo que el análisis sea en consecuencia:
2 Rubén bonifaznuño, “los olmecas no son jaguares”, chicomóztoc. Boletín del Seminario de estudios para la descolonización de méxico, 1, 51-66, 1988.
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si se comparan entre sí estos cuatro rostros, se advierte de inmediato que aquellos ‘ojos oblicuos y en forma de almendra’ que sirvieron a saville como base para sugerir los rasgos del jaguar, sólo se encuentran en el primero; el segundo y el cuarto los...
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