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Cristo filosofo,

de Federico Lenoir

La historia de Jesús y Jesús de la historia

Jesús, ¿existió realmente? Durante dieciocho siglos esta pregunta no se formuló en el Occidente. Los cristianos no se interrogaban sobre la realidad de la existencia de Jesús, ni sobre la autenticidad e historia de los acontecimientos maravillosos relativos a su vida, enseñados en el catecismo y en laMisa dominical donde todo el mundo se encontraba. Al final del siglo XVIII, bajo el efecto conjugado de las luces filosóficas y del desarrollo de las ciencias, Europa pasa todos los conocimientos tradicionales por el tamiz de la razón crítica. Un puñado de exegetas y de teólogos alemanes, aplican el método científico a la religión cristiana y a sus fuentes bíblicas. En Francia, a pesar de laoposición de la Iglesia Católica, ese movimiento se relega en la primera mitad del siglo XIX por la escuela llamada de Estrasburgo: Investigadores como Eduardo Reuss (1804-1891) ó Timoteo Colani (1824-1888), los futuros fundadores de una revista de teología, comienzan a difundir, junto a un pequeño grupo de especialistas, los elementos del debate alemán que ellos alimentaron con sus propios estudios.Ninguna publicidad rodea esos trabajos que suscitan la desconfianza de la jerarquía eclesiástica, mientras que los autores no buscaban negar la existencia de Jesús sino dar a conocer a un Jesús sin la fe.

La búsqueda histórica y crítica sobre los textos que fundaron el cristianismo habría podido quedarse confidencial, pero no contaban con la llegada de un torbellino, escribano reconocido ycercano a los exegetas de Estrasburgo. Ernesto Renan se ampara en efecto del sujeto “Jesús”, le ofrece su pluma y publica en 1863 La vida de Jesús que se vuelve un best-seller a pesar de la doble dificultad que tuvo: por una parte, la Iglesia lo acusa de buscar quebrantar la fe y por otra parte, los exegetas le reprochan de presentar a un Jesús muy romántico. El público, se apega a este libro quele ofrece a un Jesús inédito. En el prefacio de su decimotercera edición, Renan explica su recorrido de una manera tal que no renegarán los exegetas modernos: “Si los Evangelios son libros como otros, yo tuve una razón para tratarlos de la misma manera que el helenista, el árabe y el hindú tratan los documentos legendarios que ellos estudian.” Y él se coloca como historiador “que solo tiene unapreocupación: el arte y la verdad”, por oposición al teólogo que “solo tiene un interés: su dogma”. Renan abrió una brecha al espíritu del público cultivado y los exegetas persiguen sus trabajos, apoyándose en nuevos elementos de la búsqueda histórica y arqueológica y descifrando pistas inéditas.

Cuando la exegesis se vuelve una ciencia

La conclusión de estos dos siglos de exegesiscientífica permite conocer mejor el contexto en el que han sido escritos los relatos del Nuevo Testamento y la intención de sus autores. Permite también, aún si es de manera imperfecta, tratar de operar una elección crítica de los pasajes que han sido los más impresionantes históricamente y los que parecen venir sobretodo de relatos místicos. Los exegetas están de hecho raramente de acuerdo entreellos pues es muy difícil que cada uno haga su parte sobre las cosas. El solo verdadero consenso entre los investigadores, de algún horizonte, es la certeza de la existencia histórica de Jesús.

Ciertamente, no tenemos ninguna prueba científica absoluta de su existencia, como puede haber por ejemplo de Julio César, a través de las monedas, de trazos arqueológicos y de textos muy variados.Sin embargo, suficientes elementos permiten afirmar claramente la existencia real de un judío llamado Jesús, probablemente nacido en Nazaret de Galilea (y no en Belén de Judea) algunos años antes del comienzo de nuestra era (y no en el año 0), crucificado en Jerusalén bajo el poder de Poncio Pilato, en los años 30, después de una corta vida pública en la que las grandes líneas se reportaron por...