En las neurosis obsesivas infantiles, los niños expresan en sus juegos la necesidad de castigo y el miedo a un desenlace trágico. Dentro de estos casos se puede citar a Pedro (Klein, 1927)con una seria restricción en el juego por represión de sus fantasías oral y anal sádicas dirigidas a la pareja parental. A Rita (Klein, 1929), cuya grave neurosis obsesiva se expresaba en elceremonial que la niña “debía” efectuar antes de acostarse, arro- pando a su muñeca y colocando el elefante a su lado, o por la estereotipia en sus juegos: cambiaba y bañaba compulsivamente asus muñecas. También a Erna (1929), cuyas imagos idealizadas y extremadamente persecutorias expresadas en sus juegos, denotaban una intensa ansiedad persecutoria que sólo le permitían accedera “una parte” de la realidad y a negar el resto. Los juegos de niños normales denotan para Klein un equilibrio entre fantasía y realidad. El juego posibilita una mayor adecuación a larealidad y le ofrece al niño un refugio adecuado frente a la frustración, tal como presenta la actividad lúdica de Gerald (1927). La posibi- lidad de vivir en un mundo compartido, la transforma-ción de las primitivas fantasías terroríflcas en otras que constituyen un elemento mediador con la realidad, es una conquista producto del desarrollo psíquico y del proceso terapéutico, nuncadeflnitivos para Klein. Donald Winnicott, considera los aportes freudianos y kleinianos sobre el juego, pero crea su teoría basándo- se en su práctica como pediatra y analista de niños;enriquece la perspectiva sobre la actividad lúdica, con- ceptualizándola como una actividad natural y universal. Todos los niños poseen la potencialidad para el juego, pero Winnicott enfatiza elpapel fundamental que cum- ple el ambiente como factor facilitador o entorpecedor para el desarrollo de ese potencial. Al mismo tiempo, considera al juego como el medio de comunicación por
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