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—Pues mi padre se enfada. Teníais I J I K
oír las cosas que dice. Se pone de un genio
Y sé que el profesor también se enfadai.i,
pero mi tía no le dejará entrar sin las
yetas. Y eso es lo único quesiento, que i i o
voy a poder ver quién gana, si el profc o
ella.
—Ganará tu tía. M i madre dice que tu
tía es una Urrundi, y lo dice porque los quise apellidan Urrundi son cabezones -dijo
JoséIgnacio.
—Pues yo no me creo una palabra de
eso, porque también yo me apellido Urrundi y no me parezco nada a mi tía.
— M i madre dice que te pareces a tu madre; pero como tu madre se murió hace
muchos años,no podremos saber nunca si
mi madre tiene o no razón.
—Ya.
Seguimos hablando de cosas así y, como
íbamos distraídos comentando si los que se
apellidan Urrundi son o no cabezones porque Rodríguezdecía que su hermana es cabezona como ella sola, no pudimos ver bien
lo que nos pasó.
Rodríguez dijo que fue porque un burro
venía de frente, y quizá nuestra muía es24

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(fio y se quería ircon él. Pero José

ía que las muías no tienen celos,
i j i H i M u i I l o porque había un pedrusco muy
Httol- . II uK'dio del camino y la tartana troI ^ M i t i M>

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I

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ti.

formas,seguro, seguro no era
ri, p o i c j u c Seve y yo no vimos ni el bun i la piedra, así que vete a saber si no
ion imaginaciones de los otros.
I o u i i i c o que sentí es que la tartana daba
\ u t l i a sy más vueltas, y que el fondo del
| i , u l a u c o iba subiendo, subiendo, hasta que,
chocó contra mi cara. Me parece que
til g r i t a r , y a lo mejor eran mis amigos, que
i M i i i b i é n sehabían caído del carro, pero
Irtinpoco estoy seguro.
Al fin quedé tumbado en el suelo, y el
icio empezó a alejarse, y yo me dormí tan
»i

(Ollas

(I g u s t o .

Después de mucho rato, sentí que alguien
li i c movía; pero, como creía que estaba
N o ñ a n d o , no hice caso. Después me colocaron una mano en el lado derecho del pec h o , y oí la voz de Rodríguez que gritaba:
—¡Está muerto!
Su voz...