Importancia del tratado de libre comercio de america del norte

EL TLC Y LAS REIVINDICACIONES DE LA
JURISDICCION MEXICANA

Bernardo Sepúlveda Amor

Las desilusiones del Dialogo.

El nuevo orden económico internacional no es un concepto de cuño generalizado en el discurso político correspondiente al decenio de los 90. Lejos está ese discurso de los pronunciamientos que hace un cuarto de siglo ganaron carta de naturalización. Lejos está también de larealidad contemporánea el sistema de negociaciones que en esa época se emprendió, en el seno de la comunidad de Estados, bajo el amparo del llamado dialogo Norte - Sur. Fue esa una etapa en la que floreció un fenómeno político de gran trascendencia, que se mantuvo vivo durante el transcurso de todo el decenio de los setentas, y cuyo objetivo fue clausurar un orden caduco en el ámbito de lasrelaciones entre los Estados e instaurar un nuevo régimen en donde habría de prevalecer la justicia económica internacional.
Varias fueron las razones para el surgimiento y consolidación de un fenómeno político de esa naturaleza, fenómeno que se registra históricamente como Dialogo Norte - Sur y que ahora parecería haber caído en desuso total, quedando sólo como reliquia de tiempos idos, tiempos enque se intentó reformar la estructura del sistema económico internacional. Una de esas razones tiene que ver con el proceso de descolonización. En los primeros veinticinco años de la postguerra, un número muy importante de antiguas colonias se convirtieron en nuevos miembros de la comunidad internacional, constituyéndose en Estados libres e independientes y con una voluntad política de reafirmarel ejercicio pleno de su soberanía. Pero esas antiguas colonias no trajeron consigo el desarrollo económico o político correspondiente a la potencia colonial. Trajeron consigo, en cambio, las enormes carencias propias de las naciones en vías de desarrollo, con instituciones políticos invertebradas, con una economía agrícola primitiva, sin un sector industrial y con pavorosos rezagos sociales.La existencia de problemas comunes de ese género por parte de una considerable colección de países en desarrollo, gestó una demanda concertada para negociar con los países industrializados una relación más equitativa en el ámbito económico, intentando establecer así nuevas reglas del juego que significarán beneficios tangibles para lo que en ese entonces se denominaba Tercer Mundo.
La aspiraciónde implantar un nuevo orden económico internacional tuvo como propósito inicial defender los legítimos intereses de los países en desarrollo. Pero como fenómeno político tuvo también rastros distintivos cuyas peculiaridades conviene anotar. Uno, importante, se relaciona con la decisión de participar, de manera directa e inmediata, en la conformación de un sistema mundial que se ajuste yresponda a los objetivos del conjunto de países no industrializados. Otro, de importancia equivalente, pone de relieve la necesidad de la acción colectiva como fórmula política para defender los intereses del mundo en desarrollo. Son esas las épocas en que cobra fuerza el Grupo de los 77, el Movimiento de los Países No Alineados, la Organización de Países Productores de Petróleo (OPEP) y otrasagrupaciones de productores de materias primas. Es la época, también, en que emerge la sindicalización de los intereses de los países en vías de desarrollo, lo cual permitió el ejercicio de una genuina influencia política en el proceso de toma de decisiones de los organismos internacionales.
Una característica adicional tiene que ver con el poder real ejercitado por una porción de países en desarrollo.En efecto, la crisis del petróleo al inicio del decenio de los 70, cuando el precio del barril del petróleo se multiplicó súbitamente, tocó un nervio vital en las relaciones económicas internacionales, al pone de manifiesto una clara vulnerabilidad energética de parte del mundo industrializado. Esa vulnerabilidad se tradujo, durante algunos años, en capacidad de acción y presión política y...