Imágenes del japón - por adrián paenza
Los franceses son arrogantes. Los belgas huelen mal. A los españoles hay que explicarles todo. Los alemanes son “cuadrados”: los sacás un poco de lo que está escrito y noentienden nada. “Hice” Florencia en dos días: te puedo contar lo que quieras. Preguntame. Los americanos son insensibles: pueden ver un tipo tirado en la calle y caminan delante de él sin inmutarse. Y así, puedo seguir.
Estuve en Japón. Casi un mes. Una semana en Sendai (en el norte, en la costa del Pacífico) y casi tres en Tokio. No puedo sacar conclusiones. No sabría. Pero sí puedo describirhechos que me llamaron la atención. Son todos disputables y sospechables. Ninguno pretende “definir” a “los japoneses”. No sé cómo son, ni si quiera sé si hay un “patrón” de “japonés típico”. Sí sè que me pasaron cosas. Son fácticas. Las viví. Las vi. Las quiero contar.
- Vi japoneses que se quedaban dormidos en los restaurantes, con la cabeza apoyada sobre la mesa. No uno, ni dos. Muchos. No sóloun día. Todos los días que fuimos a comer a la noche, en cualquier ciudad, vimos gente que con libros abiertos, y comida en el plato, se quedaba dormida. Y nadie les decía nada.
- No vi ningún japonés ni japonesa excedido de peso. Ninguno (y no me refiero a los que hacen “sumo”). En la calle. No se ven ni “gordos” ni “gordas”. Pero quiero insistir en esto: no es que hay pocos y uno los puedeobviar. ¡No hay! ¡No se ven!
- Vi muchas mujeres en días soleados que usaban paraguas. No eran pocas: ¡muchas! Pregunté. Lo que me dijeron es que la mujer japonesa quiere tener la piel “blanca” y no quiere que el sol le altere el color. Y no fue un hecho esporádico. En cualquier cuadra, en cualquier momento, durante las últimas horas de la mañana y las primeras de la tarde, siempre hay paraguasabiertos.
- No encontré ninguna persona descortés. No importó la situación, ni el lugar. Obviamente, me comuniqué por señas con la inmensa mayoría, pero todos se preocuparon por tratar de ayudarme: en el tren, en el aeropuerto, en el hotel, en el supermercado, en el restaurante, en el subte, en la calle. Todos.
- Ningún japonés con el que me tropecé acepta “propina”: ninguno. Me explicaron que loviven como un insulto, que el sueldo incluye el buen servicio. No sé si es así, digo, no sé si la razón es ésa. Pero sí puedo decir que eso me pasó en todos lados, desde los restaurantes, los hoteles, los aeropuertos, los taxis... y la lista sigue.
- Los taxis que tomamos tenían todos un sistema satelital incorporado. Basta con exhibir la dirección a la que uno va para que el conductor sepainmediatamente dónde lo tiene que llevar y qué camino tomar.
- Todos los hoteles en los que estuve como pasajero o de visita con otros compañeros de trabajo tienen las habitaciones “muy pequeñas”. Pero cuando digo “muy pequeña”, piense en un lugar en donde cabe una cama, una silla, una valija (en forma vertical), y un baño en donde casi entraba de perfil. No pretenda extrapolar: no es siempre así. Estuveen otro hotel en Tokio cuyas habitaciones eran más grandes. Pero la idea que quiero dar es que todo es muy comprimido, y el espacio, muy valioso.
- Todos los aviones en vuelos domésticos, autobuses, trenes y subtes que tomé no sólo salieron a horario. Me permitieron ajustar mi reloj. Tuve suerte en “todos” los viajes, en cualquier medio. “Siempre” fueron puntuales.
- A propósito, la red de...
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