Inclusión

Reconociendo el valor de la diferencia

“La experiencia no es lo que te sucede, sino aquello que haces con lo que te sucede” (Aldous Huxley)
La diversidad es un hecho. Se da en cada familia, cada hogar, cada ciudad, país o continente; hay diversidad en las aulas, en las escuelas, en la vida. Por lo tanto, la diversidad sucede; es una circunstancia en cuyo interior nos toca vivir yrelacionarnos. La inclusión, en cambio, es aquello que hacemos con la diversidad. Se convierte en experiencia para aquellos que la conforman sintiéndose parte de ella y dándole sentido. Es, entonces, movimiento, cambio y esperanza para toda una sociedad repleta de pluralidad. Permite dar, regalar o compartirse a uno mismo, tanto como recibir, aprender y aceptar aquello que los demás tienen que ofrecer.Inclusión, por tanto, implica tolerancia, riqueza y aprendizaje para todos.
La experiencia inclusiva es multidimensional, acompaña y participa del desarrollo del individuo impulsándolo en múltiples direcciones; abarca tantos aspectos del curso de aprendizaje de cada alumno, como frentes hay en el mundo real al que todos empezamos a enfrentarnos a medida que concluye la etapa educativa. Me refiero aun mundo lejano a la homogeneidad de razas, culturas, orígenes o procedencias, creencias, capacidades, hábitos, intereses, miedos, deseos o metas; un mundo sumido en un sinfín de matices que, muchas veces, ante una actitud colectiva de no-inclusión, son desaprovechados, ignorados e incluso, a veces, despreciados. Dentro de esta multidimensionalidad, son fundamentales los factores que fomentan unadecuado desarrollo afectivo y emocional, así como una formidable adquisición de valores. Estos son, por un lado, la herramienta con la que cada una de estas personas logrará absorber y transmitir la esencia de la diversidad y, por otra parte, el fruto del éxito de una educación inclusiva.
En el desarrollo de la identidad de un niño las características de su entorno tienen un papel altamenterelevante. De estas características dependen las interacciones del niño con el ambiente, y de ellas nacen los procesos que le llevan a formar sus propias concepciones sobre el mundo, en las que toma conciencia de la realidad concreta que le rodea y que, posteriormente, mediante la experiencia, aprende a generalizar a otras realidades más lejanas, no tan familiares. Con esto pretendo poner demanifiesto la necesidad de lograr construir escenarios educativos que sean suficientemente representativos de la realidad para la que se pretende preparar a la infancia. Escenarios que enseñen por sí mismos a reconocer, valorar y aprovechar la diversidad, y no a considerarla ajena a nuestras vidas ni a obviar su existencia. Escenarios que requieran la participación del niño y el aprovechamiento al máximode sus capacidades para, no solo avanzar individualmente, sino también suplir las carencias del compañero (sean las que sean) y así, en términos vygotskianos, que unos formen parte de zonas de desarrollo próximo de otros y viceversa. En la educación inclusiva existe siempre un intercambio en el que niños diferentes, en muchos aspectos, confluyen en un punto en el que unos y otros tienen algo queaportar y algo que aprender.
Al comentar todo esto desde mi perspectiva, sin haber formado parte de la práctica inclusiva es complicado reflejar esta valiosa forma de interacción y aprendizaje. Por eso me gustaría rescatar voces de algunas personas que forman parte de esta realidad en dos centros españoles. Mónica Terribas es la madre de Marc, un alumno de una escuela pública catalana en la quesu hijo ha pasado a formar parte de la vida de todas aquellas personas que le acompañan en ese proceso de reflexión, aprendizaje y convivencia. Mónica contempla en la experiencia de inclusión educativa un “proceso de superación y replanteamiento colectivo” que describe como “extraordinariamente valioso para nuestra sociedad”. Reconoce las barreras, las dificultades que se presentan en el camino,...