Indignaos
Indignaos (Indignezvous) Stéphane Hessel
Traducción de María Belvis Martínez García
93 años. Es la última etapa. El fin no está lejos. Qué suerte poder
aprovecharla para recordar lo que ha servido de base a mi compromiso
político: los años de resistencia y el programa elaborado hace 70 años
por el Consejo Nacional de la Resistencia. A Jean Moulin le debemos, dentro del marco de este Consejo, el agrupamiento de todos los
componentes de la Francia ocupada, los movimientos, los partidos, los
sindicatos, con el fin de proclamar su adhesión a la Francia combativa y a
su único jefe reconocido: el general De Gaulle. Desde Londres, donde me
reuní con el general De Gaulle, en marzo de 1941, me llegó la noticia de que el Consejo había puesto en marcha un programa (adoptado el 15 de
marzo de 1944) que proponía para la Francia liberada un conjunto de
principios y valores sobre los que se asentaría la democracia moderna de
nuestro paísi.
Estos principios y valores los necesitamos hoy más que nunca. Es
nuestra obligación velar todos juntos para que nuestra sociedad siga
siendo una sociedad de la que podamos sentirnos orgullosos, y no esta sociedad de indocumentados, de expulsiones, de sospechas con
respecto a la inmigración; no esta sociedad en la que se ponen en
cuestión las pensiones, los logros de la Seguridad Social; no esta
sociedad donde los medios de comunicación están en manos de los
poderosos. Todas estas son cosas que habríamos evitado apoyar si
hubiéramos sido verdaderos herederos del Consejo Nacional de la
Resistencia. A partir de 1945, después de un drama atroz, las fuerzas internas del
Consejo de la Resistencia se entregan a una ambiciosa resurrección. Se
crea la Seguridad Social como la Resistencia deseaba, tal y como su
programa lo estipulaba: “un plan completo de Seguridad social que aspire
a asegurar los medios de subsistencia de todos los ciudadanos cuando estos sean incapaces de procurárselos mediante el trabajo”; “una pensión
que permita a los trabajadores viejos terminar dignamente su vida”. Las
fuentes de energía, electricidad y gas, las minas de carbón y los bancos
son nacionalizados. El programa recomendaba “que la nación recuperara
los grandes medios de producción, fruto del trabajo común, las fuentes de
energía, los yacimientos, las compañías de seguros y los grandes bancos”; “la instauración de una
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verdadera democracia económica y social, que expulse a los grandes
feudalismos económicos y financieros de la dirección de la economía”. El
interés general debe primar sobre el interés particular, el justo reparto de
la riqueza creada por el trabajo debe primar sobre el poder del dinero. La
Resistencia propone “una organización racional de la economía que garantice la subordinación de los intereses particulares al interés general
y que se deshaga de la dictadura profesional instaurada según el modelo
de los Estados fascistas”, y el gobierno provisional de la República toma
el relevo.
Una verdadera democracia necesita una prensa independiente; la
Resistencia lo sabe, lo exige, defiende “la libertad de prensa, su honor y
su independencia del estado, de los poderes del dinero y de las
influencias extranjeras”. Esto es lo que, desde 1944, aún indican las
ordenanzas en relación a la prensa. Ahora bien, esto es lo que está en
peligro hoy en día.
La Resistencia llamaba a la “posibilidad efectiva para todos los niños
franceses de beneficiarse de la mejor instrucción posible”, sin discriminación; ahora bien, las reformas propuestas en 2008 van contra
este proyecto. Jóvenes profesores, a los cuales apoyo, han peleado
hasta impedir la aplicación de estas reformas y han visto disminuidos sus
salarios a modo de penalización. Se han indignado, han “desobedecido”,
han considerado que estas reformas se alejaban del ideal de la escuela ...
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