Inerte

Inerte…

La noche pasó ligera y ya empieza una nueva mañana. Todos se dan cita en mi nueva residencia temporal. Algunos llegan culpándose, otros por su parte, descargan toda la responsabilidad enmí. Uno de mis amigos, el más pequeño de mi grupo, y el más querido por todos, Diego, se arrima, como para confesarme un secreto, pero en vez de contarme una anécdota de su vida, empieza a hacerme unpar de reclamos - ¿Por qué?- me pregunta - dime… ¿Por qué?_
Ahí esta ella, mi amada Sofí, tan bella y tan hermosa como siempre (esa mujer no tiene perfil malo, por donde la mire parece una diosa),pero hoy no viene su sensual compañera, su sonrisa. No… por el contrario, llora sin cesar, y se siente culpable. Decide venir a conversar un rato con migo.
Me confiesa que me ama, que me adora; me diceque recuerda todos nuestros momentos, me habla de nuestro primer beso en aquel almacén, y sonríe al recordar lo osados que llegamos a ser. Me pide una segunda oportunidad, pero ahora soy yo el que nopuede, ahora soy yo el que no tiene tiempo para ella.
Después de haber sentido tantas cosas, después de haber llorado de tristeza, después de haber reído a carcajadas a su lado; hoy no siento nada.Nunca imaginé que por medio del licor las personas perdieran sus sentimientos, o por lo menos eso es lo que parece en este momento. Es como si mi piel y mi cuerpo olvidaran la excitación que meproducían sus palabras al oído, es la primera vez que me besa y no siento erizada mi parte genital.
¡Waoh!... mi hermana. Ya es toda una hija de la caridad. La cofia le asienta en su rostro la presenciade alguien mayor, y aunque soy el hermano menor, ella es mi niña. Tantas veces sintió miedo y era en mí en quien encontraba su refugio; fui su escudo por tanto tiempo, y hoy los papeles se hantrocado, ella, más serena que nunca, y yo, muerto del miedo de saber lo que me deparó el destino.
Mis viejos también están ahí. No se sabe cuál de los dos necesita más consuelo. Pero no pueden hacer...