Infancias

Hablar de crisis puede ser entendido a modo de cierre de un proceso de pensamiento o como oportunidad, como transformación.

La época que habitamos nos exige pensar dónde estamos parados habida cuenta de que provenimos de una totalidad que aparecía ajustada donde la escuela reproducía lo social. Hoy esa conciliación del mundo de la escuela con lo social no encaja, lo que es peor: no está perohay que reponerla.

En este marco la relación de los estudiantes con los docentes están dadas desde lo institucional, desde la autoridad que otorga el saber disciplinar, desde la jerarquía, sin embargo hoy esas relaciones se reposicionan desde otras jerarquías: aplanadas, horizontales y vivenciadas desde determinados lugares.

Una cosa es pensar la escuela como organización que instituye yotra cosa como organización posible para ello es indispensable relacionar unos pedazos con otros de lo que aparece en un principio como desarmado, donde supuestamente si hay algo que se desarma también hay algo que se pierde, donde las explicaciones no alcanzan.

Pensar para qué sirve la escuela implica preguntarnos quiénes son los docentes, quiénes son los chicos y el mundo social, éste últimojustamente ya dejó de ser el mismo que imperaba.

Crisis es aquello que se desarma y que deja ver partes sin unidad, este sentido pleno alguna vez existió y hoy nos encuentra a todos perdidos, desordenados.

Apartarnos de la idea de crisis sólo como pérdida exige pensar en cambio en las situaciones que nos convocan con urgencia a recrear sentidos para educar, para trabajar, para vivir juntos conel otro, todo ello pensado no desde términos meramente discursivos.

El pensamiento práctico toca las prácticas, las mueve, las altera, sacude la cotidianeidad, el pensamiento abstracto por contrapartida está lejos de las oportunidades.

En este contexto crisis no representa una decadencia sino una fuerza para volver a mirar el sentido de estar juntos en la escuela. Demanda juicios directos noprejuicios, es decir invita a mirar la crisis con ojos nuevos.

Tanto el pensamiento melancólico, nostálgico de manifestar la impotencia sobre lo cual yo no es posible modificar, sobre aquello que ya no hay nada más por hacer como así también el facilismo innovador que hay que hacer mucho y distinto como mera sumatoria de cosas para que la realidad cambie no resultan productivos.

Nuestraépoca está caracterizada por una miseria simbólica pareciera que el mercantilismo nos impidiera pensar en términos simbólicos.

Estamos muy preocupados por intentar definir la convivencia, intento que no resulta productivo ya que la violencia es una pulsión de nos atraviesa y algo sobre lo cual tenemos que introducir haceres, otros modos de vincularnos creando espacios que contradigan el ordenimpuesto desde afuera de la propia escuela.

Existe no obstante una dificultad para entendernos, no solamente entre los jóvenes sino entre los propios adultos que no nos dejamos tocar por el otro y esto se traslada al aula, a las formas de enseñar y aprender . No hay comunicación sólo palabras, palabras vacías de sentidos que han perdido la potencia.

Estas palabras que circulan algunas abrenespacios, dejan respirar y otras aplastan y son violentas.

Se percibe una soledad como aislamiento, como desajuste entre jóvenes y adultos donde cada uno hace lo que tiene que hacer o al menos lo intenta pero donde existe la dificultad de crear y trabajar en proyectos comunes.

Es preciso en este camino la presencia de signos no individuales a modo de ayudas colectivas que habiliten escenariospara armar de nuevo. Trabajar estos signos colectivos produce alguna transformación, hay que encontrar para ello formas, acuerdos, horarios en común hacia dentro de la escuela, situación que muchas veces la vida de la escuela no nos facilita.

La categoría de análisis de la ley simbólica nos dispone a pensar que frente a la velocidad de la vida, al cambio continuo, al construir sobre la arena y...