Influenza
1) La instrumentalización de la influenza.
Para infundir miedo
Para aumentar el control social
Para hacer desaparecer cualquier acción colectiva (ej. solidaridad social).
2) ¿Por qué? Influenza y crisis
Este clima de pánico, control estatal e individualización de los comportamientos se instaló para- desviar la atención de que México había entrado en crisis,
- que no hubiese reacciones colectivas frente a esta crisis: huelgas, protestas…
3) Para qué? Teoría del shock para imponer medidas económicas impopulares.
En otros momentos históricos, las medidas neoliberales han sido impuestas después de una crisis. Por eso, el autor teme que el gobierno aproveche este contexto para imponer medidasneoliberales.
Influenza, recesión y teoría del shock
Carlos Fazio
Durante el pasado cuarto de siglo, México ha sido considerado un laboratorio de la mundialización neoliberal. País tercermundista, tierra de pobres hambrientos, desde la fraudulenta imposición de Felipe Calderón se sumaron la guerra y las muertes violentas en clave ascendente, y ahora llegó el flu mexicano, rebautizado por razonesde imagen política como virus A/H1N1.
Hoy que la crisis sanitaria desapareció de los medios de difusión masiva con la misma celeridad con la que había llegado, algunas cosas van quedando claras. Por ejemplo, que luego de dos semanas de una demagogia oficial atemorizante y de saturación, a ratos triunfalista o chauvinista, que incluyó la manipulación de cifras, el engaño, la distorsióninformativa y una campaña de rumores apocalípticos, afloró, bajo la influenza, el miedo. Un miedo pánico paralizador, fragmentador, desmovilizador de toda acción colectiva y de la solidaridad social.
Con el apoyo de las principales cadenas de radio y televisión bajo control monopólico, que en la coyuntura volvieron a actuar como dispositivo de poder de la actual estructura de dominación de clase, elgobierno logró sacar a millones de mexicanos del espacio público y los acuarteló en sus casas, presas pasivas del duopolio televisivo y sus papagayos. En otra clara acción de terrorismo mediático, los forjadores de opinión volvieron a sembrar alarmismo, temor y desolación, y ayudaron a construir en el imaginario colectivo la idea de un nuevo enemigo devastador oculto.
En ese ambiente manufacturado,ladictadura sanitaria de Calderón –como la llamó uno de sus apologistas– logró cuajar de facto, sin aprobación del Congreso (en abierta violación del artículo 29 constitucional), sin toque de queda formal ni tanques en las calles, una extraordinaria experiencia de control de población y disciplinamiento social. Entre otras medidas, el Estado de excepción sin fecha de caducidad decretado por Calderónpermite el allanamiento de morada por la policía y el ejército, sin orden de cateo de alguna autoridad judicial, en flagrante violación de las garantías individuales.
Con el paso de los días y nuevas informaciones de especialistas y gobiernos extranjeros queda la sensación de que Calderón y su entorno exageraron la reacción a la influenza, y en un exceso de ortodoxia con la medicina amarga dieronotro golpe brutal al aparato productivo. Y ahora que se vuelve a lanormalidad por decreto y reaparece la devastadora crisis económica global que ha sumido en la pobreza y el paro a millones de hombres y mujeres concretos, el saldo, en México, es el reforzamiento, desde arriba, en clave de lenguaje de guerra, de la violencia y el miedo, dos núcleos duros explotados por los medios para generar másinseguridad y fragmentación social.
Superada la crisis epidemiológica y sanitaria, tras el anuncio oficial de que pese a los programas contracíclicosgubernamentales México ya había entrado en recesión luego de dos trimestres consecutivos con crecimiento negativo –información que se retrasó de manera deliberada–, se consolida el escenario propicio para la “teoría delshock”.
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