Info Ruth
Este estudio ofrece evidenciaabundante y bien organizada sobre algunos efectos del uso intensivo de la prisión. Si miramos estos datos bien, con objetividad, nos daremos cuenta de que como sociedad y como Estado nos hemos estado disparando en el pie.
Usamos la cárcel intensiva e irracionalmente. En nuestros códigos, el 95 por ciento de los delitos tiene contemplada la prisión. En los hechos, no existen sanciones alternativas a lacárcel porque no existen los mecanismos ni la infraestructura para hacerlas operables. En nuestro ambiente de opinión tan agraviado por el crimen, insistimos en la cárcel como castigo ejemplar para todo tipo de delitos. Sin embargo, en el caso de delitos menores y no violentos, otros mecanismos de sanciones pudieran ser más efectivos y menos onerosos en términos sociales y económicos.
Las cárcelesmexicanas en su condición actual son espacios propicios al contagio criminógeno. No sólo por el hacinamiento que muchas registran, sino también por la convivencia entre internos de distinta peligrosidad. Las cárceles mexicanas en la actualidad no reinsertan ni rehabilitan, más bien arruinan vidas. El paso por la prisión, aunque breve, marca de por vida. Y en esa condición de estancia está más del60 por ciento de la población en reclusión, que purga penas menores a tres años por delitos no graves ni violentos, pero que ameritaron la respuesta más contundente y dura del Estado mexicano. En esta misma tesitura de reacciones desproporcionadas, están los códigos de estados diversos que sancionan con la misma pena un robo simple y un homicidio. Están además los miles de presos sin condena queaun sin haber sido declarados culpables y sin representar ningún riesgo para la sociedad, se les priva de su libertad.
Insistimos en usar intensivamente la prisión cuando existen centros penitenciarios en los que los internos tienen que turnarse para poder dormir. ¿Qué buscamos con la cárcel: justicia o retribución?
Presentación
A pesar de lo anterior, no nos movemos de nuestras posturas. Elambiente de opinión sigue inclinándose por incrementar penas, encarcelar a más. Ni la evidencia de lo que ocurre en nuestros penales, ni los sucesos de nuestras calles son suficientes para provocar un cambio de opinión.
Las cárceles en México reciben lo que se procesa en nuestro sistema de justicia. No habrá manera de transformarlas si no hay un cambio paralelo en nuestros códigos y en la justiciapenal. En su parte final, el estudio habla de esta intersección y de las señales positivas que arroja la operación del nuevo sistema de justicia penal sobre los números en prisión.
Las cárceles son transformables si hay liderazgo y proyecto para hacerlo. En este tema se requiere determinación y convicción y por supuesto un buen entendimiento del problema. Ojalá que esta administración entre de llenoal tema y haga efectiva su promesa de cambio de paradigma en materia de seguridad y justicia
En México, la justificación constitucional de la cárcel ha cambiado a lo largo de la historia. Entre 1917 y 1965 el objetivo fue la “regeneración” de la persona que delinque; entre 1965 y 2008 fue la “readaptación social del delincuente”, mientras que a partir de la reforma de junio de 2008 al artículo 18el propósito es buscar la “reinserción social del sentenciado”, de manera que quienes salen de prisión pierdan el deseo de volver a delinquir. Asimismo, desde la reforma de junio de 2011 se incorporó el respeto a los derechos humanos como la base del sistema penitenciario.
Asimismo, desde la reforma de junio de 2011 se incorporó el respeto a los derechos humanos como la base del sistema...
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