infobusqueda

Era una tarde lluviosa, una lluvia que hacía ya tres días seguidos no cesaba… algo un tanto extraño en esas tierras. Las copas de los árboles susurraban suaves melodías al compás de la brisa que recorría todo el bosque de Elwynn. Entre los matorrales, abriéndose camino entre el lodazal que comenzaba a formarse en el suelo, una muchacha de cabellos como el fuego caminaba sin prisa alguna,haciendo cada pisada con seguridad y cierta delicadeza como si conociera cada parte que sus pies tocaran. Llevaba sobre sus hombros una capa oscura, con una capucha del mismo color que le tapaban la mayoría de cabello, dejando entre ver algunos rizos rebeldes que al parecer no iban a dejarse domar por la tela y el deseo de protección de su dueña, quien mantenía la mirada baja para proteger su blancapiel de las gotas que caían del cielo.
Llegó a Villadorada, como cada tarde que recordaba de su existencia, y se dirigió hacia la taberna sin siquiera dudarlo un instante. Abrió las pesadas puertas de madera maciza e ingresó sin hacer mayor ruido. Desde la barra, un muchacho de cabellos canela levantó la mirada de las copas a las que estaba sacando brillo y una sonrisa se le dibujó en los labiosal ver a la muchacha. Ésta se descubrió lentamente la cabeza, dejando caer sus rizos sobre sus hombros. El muchacho murmuró algo al gordo cantinero de mejillas coloradas y cabello cano, quien sonrío con cierta picardía y afecto y asintió con la cabeza, acto seguido el muchacho se quitó el delantal y sus pies comenzaron a caminar hacia ella apresurado. Se lograba ver a leguas que aquellos dos eranmuy unidos, y el aprecio que tenía el por ella se vería unos segundos después, cuando la joven levantó el mentón para fijar sus orbes color aceituna en el joven, robándole un segundo cuando éste, como cada vez que ella hacía aquello, emitía un suspiro en un intento de calmar su corazón que comenzaba a latir desbocado en su pecho.

-Najla… -Saludó el muchacho, volviendo en sí y dedicándole unasonrisa inundada en cariño.
La muchacha permaneció con la mirada en él unos segundos más, observándolo directamente a los ojos como quien quisiera ver el interior de la otra persona. Su mirada era penetrante mas no lo incomodaba, estaba acostumbrado a aquella joven tan reservada y un tanto enigmática… aunque no siempre había sido así.
Antes, hacía no mucho tiempo, Najla era una muchacha vivazy con muchas energías, tanto que había que obligarla a quedarse quieta. Lo que nunca había perdido era ese brillo tan precioso en sus ojos color aceituna, un brillo que a todo quien la mirara fijamente hacía quedar cautivado. Najla siempre había sido una muchacha de carácter fuerte, muy fuerte para la corta edad que tenía, por lo cual siempre estaba metida en algún pleito… casi todo el tiempo,aunque eso a ella no parecía molestarle… Claro que, todo eso cambió. Como todos, aquella niña tan vivaz y enérgica tenía un talón de Aquiles, y aquello era su corazón... un corazón que un subnormal se había dedicado a destrozar.
En ese momento la voz suave y tranquila de Najla lo sacó de su ensimismamiento.
-¿Por qué siempre que llego y te acercas tu rostro se crispa?
Los ojos del muchacho seabrieron, sorprendido, y negó rápidamente con la cabeza esbozando una sonrisa.
-No, no es nada… ¿Cómo te ha ido? –Se detuvo un instante para observarla de pies a cabeza e hizo un gesto de desaprobación. –Estás completamente empapada.
Najla mantuvo sus ojos puestos en él y luego se encogió de hombros, restándole importancia.

-¡¡Vaya, vaya!! ¡Pero míren quien ha llegado pese a esta lluvia delos mil demonios! – El cantinero se acercó, su caminar se asemejaba al de un pingüino culpa de la considerable barriga que llevaba bajo el delantal. –La niña mas charlatana de toda Ventormenta! –Posó sus manos en la inmensa barriga y lanzó una risotada, haciendo temblar sus mostachos blanquecinos.
Najla esbozó una sonrisa muy sutil, lo suficiente para que se le iluminara el rostro y el...