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Desde la primera vez que fue al cine, quedó cautivada para siempre. Las películas en sí le daban prácticamente igual. Lorena Antúnez de Mayolo pagaba su entradapara contemplar los rostros de los espectadores. Verlos pasar de la risa al llanto en segundos era realmente fascinante.
Su interés se multiplicó al saber que una misma producción se difundía endiversos lugares del mundo. Imaginaba la maquinaria humana que había detrás. Personas con distintos valores a los de ella, pero que seguramente pensaban lo mismo: que las películas como tal importaban poco,que sólo eran un medio, y no para recaudar el dinero de las taquillas, sino para manipular conductas, inculcar ideologías, aspiraciones, miedos… lo que a la larga generaba una verdadera riqueza.
Porun acontecimiento en particular, la fijación de su adolescencia se trastocó.
A día de hoy, de las 37 películas que Lorena Antúnez de Mayolo dirigió, ninguna ha sido proyectada. Ella no perdió sutiempo ni siquiera en editarlas. Sólo deseaba filmar la siguiente historia, renunciando a los espectadores y centrándose en lo que denominó “el cine fuera de encuadre”.
En 1962, tres años antes delanzarse como directora, empezó a escribir La resignación de las cucarachas, un guión cinematográfico que mostraba, sin tapujos, el crudo proceso que atravesaban los niños de la calle al ir descubriendocada matiz de su miserable realidad; acomodándose adormecidos en su inalterable destino. Lorena pretendía conmover a la sociedad europea con el fin de ejercer presión sobre los organismos socialesinternacionales y algunos dirigentes políticos latinoamericanos. No obstante, en el transcurso del rodaje de dicha historia, fue perdiendo el interés por tocar a las masas, a la vez que surgía en ella uncálido placer por transformar la vida de sus actores.
Buscando un mayor realismo, había reclutado a los pequeños protagonistas en un reformatorio. Todos esos menores tenían que interpretar sus...
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